La afición de La Cruz llevaba desde el 3 de octubre sin celebrar una victoria en casa. El Ceares renovó ayer aquel triunfo ante el Siero con un acoso y derribo a la portería del Covadonga. Negredo y Aitor pospusieron hasta el minuto 89 el gol que persiguió todo el partido Marcos Iglesias. El delantero gijonés hizo justicia tras uno de los innumerables barullos en el área que el barro y la zaga visitante habían detenido hasta ese momento.

Marcos Iglesias y Ponte se frotaban las manos nada más ver estado del verde de La Cruz. El partido se ponía de cara para los físicos delanteros del Ceares mucho antes de que el barrizal formado tras los primeros minutos demostrara que el balón se iría antes con el más potente que con el más habilidoso. Los de Eraña lo tuvieron claro, con balones a la espalda de los laterales buscando a sus dos torres en ataque ante un Covadonga que sólo inquieto a un mermado Davo, que jugó a pesar de no poder golpear el balón con pierna derecha, al contragolpe.