Aun con el riesgo de simplificar las cosas, puede decirse que el Stadium era el equipo del Oviedo más humilde y el Deportivo, escindido del anterior, el de las clases pudientes. El Stadium tenía su área de influencia en San Lázaro, mientras que los seguidores del Deportivo se reunían en la céntrica peluquería de Escotet. Tal era la animadversión entre los dos conjuntos que en 1921 un duelo entre ambos acabó en batalla campal. Solo la ambición deportiva permitió superar las diferencias y aunar fuerzas.

Los libros de historia señalan el 26 de marzo de 1926 como el nacimiento del Oviedo Football Club, el apelativo de Real llegaría antes de un mes, pero el movimiento se había iniciado mucho antes. El Stadium Ovetense estaba primero. Se inauguró en 1914 aunque no se inscribió formalmente hasta abril de 1916. Las tensiones internas provocaron que un grupo decidiera escindirse del club, creando el Club Deportivo de Oviedo, nacido el 4 de abril de 1919. Había germinado una rivalidad.

Pero tras diversas batallas locales, se produce un acercamiento entre los dos conjuntos. Por entonces, el campeonato regional era territorio del Sporting de Gijón, aunque ya en la campaña 24-25 el Stadium se había proclamado campeón. Pero la intención era aunar esfuerzos. Por eso, el 26 de marzo de 1926 siete integrantes de cada equipo se reunen en el despacho de Juan Antonio Onieva, director de La Voz de Asturias para dar forma al nuevo club. Las voluntades de las partes permiten que el acuerdo llegue a buen puerto y de aquella reunión nacería el Oviedo Football Club. Su primer presidente fue Carlos Tartiere.

Las primeras decisiones no tardaron en llegar. Los entrenamientos empezarían el 21 de abril y la cuota para los socios fue de 3 pesetas para los caballeros y de 1,5 para las señoras. Como el fútbol empezaba a abandonar el amateurismo, no tardó en llegar el primer fichaje. Fue Avilesu, procedente de la Unión Deportiva Racing de Gijón, a cambio de 3.250 pesetas.

Para cerrar el primer técnico se miró a Inglaterra, madre del fenómeno. Fue Frederick Pentland, inglés de postal e inductor del término "míster" para referirse a los entrenadores, el elegido, con un sueldo de 1.500 pesetas mensuales, que podrían multiplicarse si se alcanzaban objetivos ambiciosos en el Campeonato de España.

El 1 de mayo de 1926 la pelota empieza a rodar con el Oviedo en un terreno de juego. El primer contacto es una derrota 4-6 ante el respetado Arenas de Guecho. Al día siguiente, vencen los carbayones: 2-1. El equipo podía tutear a cualquier conjunto potente.

Ya con Teatinos reinaugurado, el Oviedo centra sus esfuerzos en el primer torneo oficial, el campeonato regional. Y las cosas parecen marchar: los tres primeros partidos se ganan 8-2, 8-1 y 8-1, El Oviedo avasalla a sus rivales para deleite de la hinchada, exigente desde el primer día. Los ocho tantos anotados de media recibe entonces el sobrenombre de "la tasa". Un impuesto a aplicar al visitante de turno. El primer partido fuera se juega en El Molinón ante el Cimadevilla, en un partido que los carbayones disputan con las camisetas del Sporting de Gijón por el retraso del conserje en llevar las zamarras azules.

A pesar del gran inicio, un irregular final de temporada deja a los azules terceros, sin clasificarse para el Campeonato de España. El 12 de mayo del 27 Míster Pentland y su bombín dicen adiós a Oviedo.