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Las otras victorias de Alonso

El piloto asturiano sufrió en su carrera un puñado de accidentes más aparatosos que graves que sólo una vez le hicieron faltar a un Gran Premio

El piloto, en camilla, tras un golpe en Abu Dhabi en 2013.

Si hubiera que reconstruir muy rápido la carrera de Fernando Alonso por los circuitos de la Fórmula 1, saldría la imagen doble de un campeón del mundo desencajado, alzando dos veces los brazos al cielo, pero a lo mejor también la foto de un piloto que deja el circuito en camilla con un collarín aparatoso, inmóvil y con los ojos cerrados, pero levantando esta vez el pulgar de la mano derecha para que supieran en casa que no había sido nada. Es Brasil, año 2003, el sitio donde dos años después el asturiano celebraría su primer Mundial, también el lugar del primer accidente voluminoso, también un buen resumen para el puñado de percances que ha sufrido hasta las dos vueltas de campana de ayer en Australia. Pulgar arriba. Sólo chapa y pintura. Todo bien.

En Interlagos, el Renault de Alonso se había estrellado contra el muro después de no poder esquivar una rueda perdida del Jaguar de Mark Webber, que se había accidentado poco antes. El Gran Premio se suspendió dando por buena la clasificación de la vuelta anterior y el ovetense, que iba tercero, no subió en realidad al segundo podio de su carrera, pero recibió el trofeo en el hospital. Una curiosa mezcla de amenaza de drama y éxito rotundo, uno de esos momentos que como los títulos mundiales, tampoco se olvidan cuando pasan las magulladuras.

Desde aquel percance de Brasil y hasta el espectacular vuelo de ayer en Melbourne, Alonso se ha llevado de los circuitos, en su década y media de vueltas por la élite del automovilismo, unos cuantos sustos sin más secuelas que lesiones leves, sin verse obligado a faltar más que a una carrera, justo la que abrió temporada en Australia hace ahora un año. Fue después de sufrir un fuerte impacto contra un muro durante unos ensayos en Montmeló, llegar a perder unos segundos la consciencia y pasar unos días de observación en el hospital.

Nada grave pasó nunca, pero algunas otras veces lo pareció. Sobre todo en el circuito de Spa, en el Gran Premio de Bélgica de 2012, a los veinte segundos de la salida. Los monoplazas del francés Romain Grosjean y del británico Lewis Hamilton colisionaron a la espalda de Alonso, embistieron su Ferrari y el Lotus de Grosjean "voló" a unos pocos centímetros de la cabeza del asturiano, que salió ileso. Menos espectacular fue un intento de adelantamiento en Abu Dhabi, en 2013, que sin necesidad de impacto acabó en una noche de hospital con fuertes dolores en la espalda. Alonso quiso pasar a Eric Vergne casi sin espacio y lo consiguió a costa de llevarse un duro golpe al subirse a un piano. Se fue en camilla, pero después de terminar la carrera en quinta posición. También dolió, pero por otros motivos, el impacto de Japón en 2007, cuando el McLaren se le marchó entre la lluvia y el único abandono de aquella temporada le hizo perder buena parte de sus aspiraciones al título.

En 2004, a la salida del túnel de Montecarlo, Ralf Schumacher tampoco se dejaba doblar y sacó a Alonso de la pista; en su carrera número doscientos, en Malasia 2013, el Ferrari golpeó la parte trasera del Red Bull de Sebastian Vettel y se quedó sin alerón delantero, y así otras muchas veces, gajes del oficio, pero casi siempre pudiendo, como ayer, salir por su propio pie.

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