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Fútbol Primera División

Toque de atención

Barcelona y Madrid, con muchas sombras en el partido del sábado

El partido del sábado en el Camp Nou es para dar un toque de atención tanto al Barcelona como al Madrid. Al equipo azulgrana porque en ningún momento fue capaz de dar la medida habitual suya ni de lejos y al blanco porque no fue capaz de reaccionar sino cuando lo vio todo perdido. Lástima que uno de los dos choques más esperados de la temporada no dejase buen sabor de boca futbolístico cuando la ocasión requiere que todos los protagonistas den el cien por cien de sus capacidades.

El Barcelona no estuvo nunca cómodo en el partido. Desde el principio su ritmo lento en el manejo del balón advertía de que los de Luis Enrique estaban en una de esas confrontaciones, y ya llevan varias esta temporada, por mucha racha de imbatibilidad que sumasen, en las el equipo está fuera de sitio, desdibujado y sin la concentración precisa. Si Messi no aparece mal asunto para el Barcelona y el argentino apenas se dejó ver en uno de esos partidos en los que más que nunca su presencia activa es obligada.

El Madrid salió tan temeroso al Camp Nou que más parecía un equipo preocupado de reducir daños que de ir a por el partido. No deja de ser curioso que un equipo tan orgulloso de su historia de lucha inquebrantable hasta el final se mostrase cohibido, como si de un conjunto menor se tratase.

La suerte del Barcelona fue justo que el Madrid se exhibiese de forma tan encogida porque le permitió mantenerse vivo en un partido en el que no estaba en su salsa y encima ponerse por delante en el marcador gracias sobre todo a un fallo tremendo de Pepe, que como es tan habitual en él cometió por estar más pendiente de "si me agarran, si agarro, si me está viendo el árbitro, si no" que del contrario. Piqué supo sacar partido del fallo en una ocasión aislada. Otra prueba de que el Barcelona no funcionaba venía por el hecho de que no fuese capaz de explotar más las debilidades defensivas de Marcelo y Sergio Ramos. El gran trabajo defensivo, en el sentido de correr y de molestar al contrario, que hicieron otros jugadores, como Modric, Kroos, Bale o Cristiano Ronaldo, se vio favorecido por la lentitud del rival.

Pero todo cambió justo con el gol del Barcelona. El equipo local se encontró con un premio inesperado para lo poquísimo que estaba haciendo -de hecho, Keylor Navas tuvo mucho menos trabajo del habitual, y nada menos que con el rival que tenía enfrente, lo que llama más la atención- y el Madrid se sintió picado, hasta el punto de lanzarse hacia adelante con decisión, como no lo había hecho en ningún momento hasta entonces.

Con un Barcelona con los plomos tan fundidos como había estado desde el principio del partido el Madrid no tuvo grandes problemas en revertir la situación y ganar un partido que tal parece que ni el más acérrimo de sus seguidores y hasta ninguno de sus jugadores creía en ello. Por si fuese poco con gol decisivo de Cristiano Ronaldo, para que no se diga que marca sólo tantos "inútiles". El portugués ya tiene para seguir tirando después de este gol en el Camp Nou.

Luis Enrique dijo al término del partido que esperaba que el resultado hubiese sido algo aislado, no el comienzo de una crisis de mayores proporciones. Trabajo tiene por delante porque el Barcelona tiene una larga historia de depresiones que le ha llevado a cosechar fracasos que parecían increíbles cuando partía en las mejores condiciones para conseguir un título.

Zidane por su parte casi no creía el éxito en el feudo del rival, lo que con independencia del resultado prueba lo descafeinado que resulta este Madrid también en tantas ocasiones, que se muestra fuerte con los débiles y débil con los fuertes, y que no reacciona mas que cuando se ve contra la pared.

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