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Una Semana De Pasada

No hay que echarlo todo a Del Pozo

Tomás Hervás y Abelardo, en Mareo. LNE

Vale que Carmelo del Pozo haya estado detrás, o abiertamente al frente, de los extraños acontecimientos deportivos del Oviedo en los dos últimos años. Que se haya movido mejor en los despachos mexicanos para asegurar su supervivencia que en los de otros clubes para formar la mejor plantilla posible. Que con su actitud, sus filias y sus fobias, haya atizado conflictos internos donde no los había. Pero de ahí a señalarlo como el único culpable de la inestabilidad repentina del Oviedo hay un trecho. El lunes, después del 2-1 en el campo del colista, a Del Pozo se le cayó el mundo encima: le silbaron los oídos en San Mamés, bramaron las redes sociales y desde las ondas madrileñas le pasaron factura por pleitos que suenan más a intereses personales que verdadera preocupación por el club azul. La etapa de Carmelo del Pozo en el Oviedo tiene muchas zonas oscuras, pero a fin de cuentas él también tiene su parte en la vuelta al fútbol profesional.

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