La victoria del Langreo ante el Ceares el pasado sábado trajo consigo otra buena noticia, el retorno de Alberto Turzo a los terrenos de juego. El mediocentro burgalés, que se había fracturado la clavícula frente al Covadonga el pasado 7 de enero, volvía a disputar minutos más de tres meses después.

Cuando Turzo ingresó en el campo, fue recibido con aplausos por el público, un hecho que el mediocentro no olvidará. "La ovación de Ganzábal es algo que me llegó al corazón y que me hace tener un cariño especial por este club y por la gente que lo rodea". A la hora de sustituir a Guille Méndez, Turzo se sintió arropado de una manera "que no me había pasado nunca, incluso ni cuando jugué en el Burgos o la Cultural", destaca.

El jugador del Langreo recalca que sintió "una gran alegría al volver a jugar, ya que mi vida gira en torno al fútbol". El futbolista admite que "no se pasa nada bien lesionado" y cree que es "positivo volver a jugar para ayudar al equipo". El centrocampista agradece "el apoyo que me han mostrado mis compañeros y el entrenador, los cuales siempre han estado preocupados por mi estado".

Turzo se convirtió en protagonista en la jugada que supuso el tercer tanto del Langreo. El burgalés fue el autor del pase a Luis Nuño en la jugada en la que el delantero fue derribado en el área. "Fue un pase normal, el mérito es de Luis que con su control es capaz de irse hacia dentro y forzar la falta", destaca Turzo.