Jugadores, técnicos y directiva del Marino aprovechan todas las ocasiones para denunciar el mal estado del sintético de Balbín pero las autoridades municipales, de momento, no se dan por aludidas a pesar de que está aprobado un proyecto para cambiar el césped.

El conjunto luanquín entrena todo lo posible en Miramar, pero depende del tiempo y ayer tuvo que ir a Balbín para preservar el campo ante las continuas lluvias. Y el técnico, Blas García, asegura que fue un día de trabajo perdido en un momento clave de la temporada. "No se pudo hacer lo que estaba previsto y fue un día tirado porque no podemos castigar ahora mismo a los futbolistas es ese campo de esa manera". Y añadió: "Las autoridades sabrán lo que quieren hacer".

Los problemas surgieron cuando algunos jugadores empezaron a quejarse de molestias y el técnico modificó los planes. "Siempre vamos con cuidado porque a todos les afecta ese campo de una manera o de otra, pero ayer fue peor quizás porque ya estábamos acostumbrados a entrenar en Miramar y la gente se resintió más de lo habitual. Notaron muchísimo el cambio", señaló.

El equipo descansa hoy viernes y mañana volverá al trabajo (10.30 horas) si es posible en Miramar, con la habitual sesión de estrategia.

La única baja, en principio, es la ya conocida de larga duración de César, aunque ayer varios jugadores acabados tocados. Ninguno está descartado y el técnico confía en que superen sus respectivas molestias.