Matías está de vuelta. El extremo blanquiazul, que cumple 28 años el 8 de mayo, entró en el once del domingo que goleó (4-0) al Gijón Industrial después de más dos meses fuera. El último partido que salió de inicio fue ante el Colunga (28 de febrero) en Santianes porque una neumonía que lo llevó al hospital frenó en seco su progresión cuando estaba en el mejor momento del año.

El tiempo se le hizo eterno, pero las sensaciones en el regreso fueron buenas. "Tenía muchas ganas de volver al once, tener minutos y coger sensaciones cara a lo importante del año, a lo que vale de verdad". Su objetivo ahora es "seguir cogiendo la forma y ponérselo difícil al entrenador".

La enfermedad fue "un palo muy grande", explica, porque "venía de una época que me encontraba muy bien, estaba siendo un jugador importante en la selección asturiana con Xiel, y en el equipo entraba siempre de primer cambio haciendo un buen papel. La verdad es que me frustró un poco tener que parar".

Pero eso ya es historia. El jugador está totalmente recuperado, así lo dicen también las pruebas, y sueña con el play-off. "Yo me veo el próximo año en Segunda B y subir con el Avilés sería una alegría muy grande", dice. De hecho es una espina clavada porque Matías formó parte del equipo de Uribe (temporada 2013-2014) que se quedó a las puertas de Segunda División. "La gente estaba muy ilusionada y fue un palo no subir, así que lograrlo este año y llevar al equipo a la categoría que se merece sería muy bueno".

Y ve al grupo "muy bien" para afrontar el reto porque "el vestuario tiene muchas ganas y vamos a entrenar a tope para encararlo lo mejor posible", aunque recuerda que es complicado. "Somos muchos equipos con muy buenos jugadores y con el mismo objetivo. La ventaja es que tenemos gente que sabe competir en esas situaciones y vamos a dar el máximo para intentar lograrlo".

Matías sabe de lo que habla porque logró el ascenso con el Oviedo y el Marino, y en otras ocasiones se quedó a las puertas. "Hubo años que no salió bien aunque íbamos con toda la confianza del mundo y otros que vas con un poco más de miedo consigues el objetivo. Hay muchos factores que influyen", explicó.

La temporada del Avilés es sobresaliente teniendo en cuenta que Matías era el único jugador de la plantilla en julio. "Fue un momento complicado que viví con mucha expectación porque estaba fuera y sólo leía la prensa, nadie del club me decía nada y no sabía lo que iba a pasar. Sonaba algún nombre pero todo era incertidumbre". Unas dudas, asegura, que disipó el técnico Pablo Lago, en la primera conversación. "Él me dio tranquilidad y me aseguró que íbamos a tener un buen equipo para competir por todo. El tiempo le dio la razón y aunque hubo partidos en los que podíamos haber hecho más, el equipo siempre estuvo arriba y peleando por lo máximo".

Un éxito, reconoce, que nadie se creía. "La afición se disgustó con el descenso y nadie pensaba que íbamos a salir a competir y mucho menos que estaríamos al día en el cobro y en todo, pero ahí estamos. Muchos jugadores se echaron atrás porque no tenían la cosa clara y ahora se muerden las uñas pensando que podían estar aquí peleando por todo".

Su última reflexión es para la grada del Suárez Puerta, que siempre le apoya. "La afición está conmigo y es lo que de verdad vale, porque lo más importante y lo que más satisface al futbolista es que la gente valore el trabajo que haces", concluyó.