James está desaparecido, o prácticamente. El Madrid encadena triunfos sin que el colombiano forme parte del equipo tipo. Como mucho juega minutos. La segunda temporada en el equipo blanco se le está haciendo muy larga a un futbolista que vino precedido de las mejores referencias y sobre todo de un coste espectacular, nada menos que 80 millones, que le convertían en uno de los traspasos futbolísticos más caros de todos los tiempos.
A James le fue bastante bien con Ancelotti y mal con Benítez y no ha conseguido cambiar la tendencia con Zidane, pese a que su expectativa era que contaría mucho más para el técnico francés que lo estaba contando para el madrileño, partidario de jugadores más físicos y disciplinados tácticamente. Una lesión complicó la cosas al futbolista sudamericano, que confiaba mucho en Zidane, hasta el punto de que en su presentación en el Madrid decía le había cogido simpatía al equipo blanco cuando de pequeño veía en sus filas al francés.
Pero James ha perdido el partido por completo. No es protagonista en los principales encuentros del Madrid. No jugó contra el Wolfsburgo, no lo hizo contra el Manchester City en la ida y sólo los últimos minutos en el partido de vuelta. Isco le ha ganado totalmente la partida al colombiano, que la temporada pasada enamoraba al Bernabeu y esta temporada ha sido más silbado que aplaudido.
Hubo un momento en el que incluso se especuló con que James no llevaba una vida de buen profesional, que le gustaba mucho la noche y que por tanto acusaba los excesos al día siguiente en los entrenamientos. El caso es que James se ha demostrado demasiado "ligero" para una competición tan dura como la española. Tiene buenas condiciones técnicas, no en vano un gol suyo fue elegido el mejor del pasado Mundial, pero parece que le falta fortaleza mental sobre todo para aguantar la presión.
Así que no es de extrañar que empiecen a sonar potentes tambores de salida para James en el Madrid.
