La clasificación de los dos equipos madrileños, además del justificado orgullo por una nueva final española, deparó la esperada sentencia de los resultadistas: gloria para Simeone y Zidane, leña para Guardiola y Pellegrini. Una simplificación que queda en evidencia con el simple repaso de las dos semifinales. El Bayern-Atlético fue uno de los mejores partidos de la temporada, y de muchas temporadas, pero sobre todo el primer tiempo fue una exhibición del equipo alemán, que lo hizo todo para dar la vuelta a la eliminatoria. Los 33 remates del Bayern a un equipo que no suele conceder ni diez son la muestra de que no siempre gana el mejor. Y por si queda alguna duda, aquí está la reflexión de Simeone, un entrenador poco dudoso de compartir el ideario de Guardiola: "En los primeros 45 minutos me he enfrentado al mejor equipo que he visto en mi carrera de entrenador: intensidad, velocidad, juego aéreo, ganadores de la segunda pelota, ha sido maravilloso ese Bayern, me ha dejado enamorado, sobre todo por la continuidad".