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Cuando un equipo está por encima de los resultados

El Rayo de Paco Jémez ha acabado en Segunda División porque en el fútbol a veces los méritos no se trasladan automáticamente al marcador y a la tabla de clasificación. Comparada con las del Levante y el Getafe, o incluso con otras que seguirán teniendo equipo de Primera, la afición de Vallecas puede presumir del camino: un montón de partidos disfrutando de un juego vistoso, arriesgado y a veces también efectivo, aunque no lo suficiente. En los últimos años, incluso antes de la llegada de Paco, el Rayo ha sido un equipo diferente en el campo y fuera de él. Sus gestos solidarios merecen tanta admiración como su fútbol sin complejos. Hasta ahora le había servido para competir año tras año con los grandes y, en algún caso, para sacarles los colores. Nadie puede asegurar que con otro estilo más conservador hubiera logrado el objetivo. Por eso ayer, consumado el descenso, jugadores y afición se dedicaron ovaciones mutuas. Y, en otra muestra del carácter atípico de este club, desde las gradas del viejo campo vallecano surgió como un trueno un grito contra la lógica del fútbol: "Paco, quédate".

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