Zidane-Simeone. Sólo hay un precedente con ambos al frente de sus equipos: el derbi liguero del pasado 27 de febrero en el Bernabéu, ganado por 0-1 por el Atlético. El conjunto blanco asumió la posesión sin ocasiones, el equipo de Simeone se posicionó y esperó de forma impenetrable hasta que aprovechó su ocasión en el segundo tiempo. No será una referencia, porque es una final, porque el técnico francés acababa de asumir el cargo y porque en los días previos todo apunta a un guión muy distinto. El Atlético espera un Madrid de contragolpe y habla de presionarle arriba y marcar primero. Zidane no ofrece pistas sobre su planteamiento, pero su mentalidad es ofensiva y saldrá al ataque, seguramente más preparado que en el pasado duelo de Liga.

Navas-Oblak. Han sido los dos porteros más determinantes en el fútbol europeo. Navas, el menos goleado de la Liga de Campeones, sólo dos tantos encajados en el camino del Madrid a la final; Oblak el mejor seguro para elevar el brillante trabajo defensivo del Atlético, el guardameta menos goleado en Liga con 18 tantos en todo el campeonato y habiendo dejando su portería a cero en 32 de sus 50 partidos oficiales.

Ramos-Godín. Son la referencia defensiva de Real Madrid y Atlético, el carácter y el espíritu de ambos conjuntos. Su jerarquía es incontestable. De su rendimiento ante delanteros de tanto nivel depende un porcentaje alto del ganador. Además, ambos se suman con determinación y poderío al remate en la estrategia a balón parado.

Modric-Koke. De ellos depende el juego de los finalistas. Aportan intensidad pero también un punto extra de calidad, dando sentido a dos estilos de juego tan distintos. Del estado de Modric depende buena parte de la salud madridista pues es quien decide el ritmo y da sentido a su juego. El encargado de romper líneas del rival y alimentar de buenos balones a los tres de arriba. Con Koke el juego del Atlético entra en otra dimensión, pues no sólo es el encargado de nutrir de balones a Griezmann y Torres, sino que cuenta con una notable llegada a la puerta rival.

Bale-Saúl. Su transcendencia ha crecido en el tramo final de la temporada. Su importancia se refleja por el desborde, la capacidad ofensiva, le velocidad y el gol del galés en el Madrid y la llegada, también el gol y su descomunal potencia física del nuevo internacional español en el Atlético. Bale ha marcado cuatro goles en sus últimos seis encuentros, además del decisivo para eliminar al City en semifinales; Saúl, el tercer máximo goleador de su equipo y determinante frente al Bayern.

Benzema-Torres. Dos nueves tan diferentes como necesarios para sus equipos. Benzema y Torres son mucho más que gol. El francés ancla centrales y realiza una incansable labor de desgaste. El "Niño" es la pelea y el contragolpe; experto en la búsqueda de espacios donde lanzar desmarques, veloz para devorarlos. Benzema ha logrado 28 goles (su mejor marca en el Madrid) y Torres una docena, pero de ellas siete en los últimos partidos.

Cristiano-Griezmann. De su desborde y su acierto ofensivo dependen muchas de las opciones de sus equipos en Milán; donde el francés disputará su primera final, la cuarta el portugués. Cristiano tiene la posibilidad de marcar por tercera final de la Liga de Campeones para rubricar una campaña en la que suma 49 dianas en 48 encuentros, aunque encadena cinco derbis sin marcarle al Atlético; Griezmann ha conseguido 32 en 53 partidos esta temporada, en la que ha batido su récord personal. Suyo fue el gol de la victoria del Atlético en el último derbi.