El Marino lo intentó, lo tuvo, lo luchó, y lo sufrió, pero finalmente se quedó sin premio. La eliminatoria ante el Gavà tuvo un guión claro, el conjunto asturiano llevó la iniciativa, pero el conjunto catalán siempre encontró la forma de levantar el resultado. En Miramar fue con un gol en el descuento que le daba el empate final (1-1), y ayer en Gavà en tres jugadas aisladas que marcaron el devenir del encuentro. El 3-2 en La Bòbila dejó al Marino con la sensación de que mereció mucho más.

El Marino salió al césped con más ahínco, consciente de que un gol quitaría mucho valor al tanto postrero del Gavà en Miramar. Ya avisó en el minuto 2, con una falta lejana botada por Samuel que Pablo Hernández no llega a rematar por poco en el segundo palo. Y cuatro minutos después el mismo Pablo Hernández hizo enmudecer a la afición local y saltar de alegría a la decena de directivos y seguidores luanquinos porque el Marino se volvía a adelantar en la eliminatoria. El marinista aprovechó un balón muerto en el área que no supieron sacar los centrales locales en un error defensivo.

El partido cambió. El Marino cedió la iniciativa pero los catalanes no acertaron a tirar entre los tres palos. El partido se trabó y las pocas ocasiones de uno y otro lado, más locales, no daban sus frutos. El Gavà trató de reaccionar con David Jiménez y Raillo que obligaron a intervenir a Davo.

En el 25 llegó una de las jugadas que marcaron el partido. Samuel derriba a Boris Garrós en el área después de tocar balón y el árbitro decretó un penalti muy protestado por los visitantes. Cazorla no falla, con un tiro raso a la derecha de Davo y pone el 1-1. El Marino no logró recuperar la iniciativa en el resto de primera parte, pero aun así tuvo su opción en un buen centro de Ricky que remató Omar Sampedro y respondió Eric Alcaraz con un paradón. Antes del descanso le toco lucirse a Davo en un tiro de Fortià.

Nadie quería ir a la prórroga y los dos equipos conscientes de que hacía falta gol, se lanzaron a la portería rival en los minutos más locos del choque. Raillo aprovechó desde el suelo un balón suelto en el área para adelantar a los suyos en el 51, pero dos minutos después, el Marino respondió y colocó el 2-2 que le servía para pasar de ronda. Fue por mediación de Dani López, al que le cayó el balón en un despeje del portero catalán y disparó a bocajarro al fondo de la red.

Otra vez el Gavà era el que necesitaba marcar, pero lejos de lanzarse a por todas, el partido se convirtió durante 20 minutos en una balsa de aceite. El Marino parecía tener controlado el encuentro porque el juego se concentró en el centro del campo, pero el Gavà volvió a tirar de efectividad en una falta magistralmente puesta por Joel que remata Pla desde atrás.

Los jugadores marinistas vieron fuera de juego, pero el gol subió al marcador y tuvieron que lanzarse a por el empate con diez minutos por delante.

Y vaya si lo hicieron. Blas García dejó una defensa con tres jugadores e introdujo en el campo a Álvaro y Góngora para ganar velocidad e intensidad en el ataque. No fue suficiente. El Gavà supo administrar la ventaja en unos últimos minutos en los que apenas se jugó y el árbitro, que no convenció a ninguno de los dos equipos, sólo añadió tres minutos a pesar de las muchas interrupciones habidas.

Con todo, Góngora tuvo en sus botas el gol de la eliminatoria. Fue tras una buena jugada de Álvaro, que puso el balón a la esquina del área, pero el balón se fue desviado y ya no hubo tiempo para más oportunidades. El fútbol volvió a ser injusto con el Marino este año.