La afición avilesina se había vuelto a ilusionar después del traumático descenso del pasado año y de todos los problemas que desencadenó la marcha de John Clarkson a finales de mayo pasado. El partido contra el Lagun Onak era el más importante del año y casi nadie se lo quiso perder incluida la alcaldesa, Mariví Monteserín, que acudió al palco junto al director general, Manolo Fernández y la directiva en pleno, y que sufrió como una aficionada más durante los 120 minutos de juego y los penaltis.

El pálpito era de optimismo y el pasillo de los dos equipos al juvenil tras lograr el ascenso a División de Honor otra señal positiva. La buena temporada del equipo, las excelentes sensaciones que proyectaba y la veteranía de la mayor parte de la plantilla en fases de ascenso eran los mejores argumentos posibles para creer en un grupo de jugadores que habían demostrado su solvencia con los mejores equipos asturianos y su compromiso con el club.

La confianza era total ante un Lagun Onak sin experiencia en estas vicisitudes y la afición se movilizó para acercarse a los 2.500 espectadores, de largo la mejor entrada de la temporada, pero el equipo no tuvo su mejor tarde en el Suárez Puerta y se quedó fuera de la pelea por el ascenso a las primeras de cambio.

La grada no dejó de animar en todo momento al equipo, incluso en los peores momentos de la segunda parte cuando se veía que los visitantes se imponían sobre el agua. El final del partido y de la prórroga casi fue un alivio porque el Lagun Onak pudo sentenciar antes, pero la afición seguía esperando el milagro en una jugada del ovacionado Matías o en un acierto de los goleadores.

No llegó el milagro y volvió a tocar sufrir en el lanzamiento de penaltis. El fallo de Otero cuando pudo sentenciar fue un mazazo, pero la grada aún siguió creyendo y jaleando cada gol. Hasta que ya no hubo más. Y es inevitable que la afición saliera del campo recordando el partido del 27 de mayo de 2012 contra el Coria sevillano en una eliminatoria ante un equipo muy parecido que también dejó fuera a los blanquiazules en la primera ronda al empatar a dos en el Suárez Puerta tras el empate sin goles en la ida.

Está claro que la Segunda B se le resiste al Avilés porque hace hoy un año se consumó el descenso de categoría ante el Eldense, que una semana antes se había impuesto (1-4) en el Suárez Puerta dejando sentenciada la promoción de descenso y haciendo inútil la victoria (2-3) blanquiazul en el partido de vuelta.