La trayectoria profesional del legendario Muhammad Ali estuvo marcada siempre por sus genialidades antes, durante y después de cada una de las 61 peleas que realizó, de las que ganó 56 (37 por la vía rápida). Antes de que subiese al cuadrilátero ya había generado una expectación inusitada con su dialéctica irreverente, mezcla de premonición, confianza, sentirse superior y sobre todo ganador.

Esa personalidad, única y extrovertida, hizo que en 21 años que estuvo como profesional, incluidos tres y medio de suspensión sin poder boxear por negarse a ir a la guerra de Vietnam, le diese tiempo a expresar frases que ya forman parte de la historia del boxeo y del deporte estadounidense y mundial.

La más definitoria del tipo de boxeador que era la expresó cuando dijo aquella de "Vuela como una mariposa, y pica como una abeja. ¡Ruge, joven, ruge!", antes de su primera pelea ante Sonny Liston en 1964.

Al negarse el 17 de febrero de 1966 a cumplir con la llamada a filas para ir a la guerra de Vietnam se limitó a decir: "No tengo ningún problema con el Vietcong".

También al ser cuestionado sobre el mismo asunto por el periodista Robert Lipsyte, del New York Times, en una entrevista, Ali le dijo: "¿Hablas en serio? Tengo que quedarme aquí y conducir a mi gente al hombre correcto, Elijah Muhammad".

"Cassius Clay era el nombre del negrero", dijo el 30 de junio de 1967 para explicar su decisión de cambiarse el nombre.

El 9 de marzo de 1971, un día después de perder ante el legendario Joe Frazie, uno de sus asistentes quiso echar a los periodistas de la habitación del hotel donde se encontraban. "No, dejen que se queden. Hablo cuando gano, tengo que hablar cuando pierdo", le dijo Ali.

La sentencia a su favor del Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos, el 28 de junio de 1971, tras evadir el alistamiento para ir a la Guerra de Vietnam, le generó la expresión de "Ya celebré. Recé a Alá".

También sobre el mismo asunto y los intentos del gobierno de enviarle a prisión comentó: "Ellos hicieron lo que les pareció correcto, y yo hice lo que me pareció correcto".

"Les dije a todos que soy el mejor de la historia. Nunca esperen que pierda hasta que tenga unos 50 años, comentó tras su triunfo sorpresa ante George Foreman, en Kinshasa, el 1 de octubre de 1974, en el que recuperó el título mundial del peso pesado.

En cuanto a su compromiso social como negro que se sintió discriminado, Ali dijo: "No puedo hablar el inglés perfecto de los blancos, pero tengo sabiduría".

También dijo: "Soy América. La parte que no van a reconocer. Pero acostumbraos a mí. Negro, confiado, chulo, a mi nombre, no el suyo; mi religión, no la suya; mis metas, la mía propia; acostumbrarse a mí".

Su compromiso con la religión del Islam, al que se convirtió, le hizo proclamar: "Alá es el más grande. Yo sólo soy el boxeador más grande".

También le hizo famosa la frase de "el servicio que haces por los demás es el alquiler que pagas por tu habitación aquí en la Tierra". Ali la utilizaba siempre cuando le preguntaban por la ayuda que ofreció a los más necesitados.