Poco a poco. Así se fue llenando hasta los topes el Niemeyer para animar y apoyar a los duatletas que se batieron el cobre durante toda la jornada. A la hora que corrieron los chicos de elite, las siete de la tarde, no cabía un alfiler en el centro cultural y el recorrido completo estaba vigilado por centenares de personas que no dejaron que ningún atleta se sintiera solo.

Millares de espectadores siguieron la prueba durante la hora 42 minutos que tardó el sudafricano Richard Murray en cruzar la meta, y el campeón lo agradeció. "Quiero felicitar al público de Avilés porque fue fantástico, arropó a todos los corredores en los dos kilómetros y medio y lo he pasado muy bien".

El reloj acompañó a los hombres en la prueba grande, pero durante todo el día el centro neurálgico del campeonato fue un hervidero, incluso a las nueve de la mañana cuando los paraduatletas se lanzaron al asfalto para completar su prueba. A primera hora de la tarde, pocos aficionados y curiosos querían perderse la prueba reina de las mujeres. Desde la presentación de las competidoras, una por una, la grada no dejó de animar, especialmente cuando sonaron nombres como Margarita García, la española que a la postre fue bronce, o Laura Álvarez Bedia, la única asturiana que compitió en la jornada de ayer, reservada para los duatletas seleccionados por la federación de sus respectivos países.

Y la música que resonaba en la plaza del Niemeyer no faltó ni un segundo en todo el día. Canciones rítmicas de todos los tipos acompañaron a los duatletas en su recorrido y a los espectadores en las esperas, que nunca fueron largas. Es uno de los beneficios que tiene una ubicación como la de la del centro cultural avilesino, que permite ver varios tramos de la prueba.

Por si no era suficiente, los "speakers" realizaron varios concursos entre el público, hubo una exhibición de zumba a cargo de Paidesport, sonó el Asturias Patria Querida con "Sabugo tente firme" y los deportistas españoles se animaron a escanciar sidra en varios duelos. Todo para que la fiesta mundial del duatlón fuera lo más completa. Y lo fue, porque todo el mundo se marchaba encantado de la plaza del Niemeyer.