Janko Jankovic marcó 27 goles en la Liga en las cinco temporadas que jugó con el Oviedo, entre 1990 y 1995. Los hubo importantes, pero ninguno tan significativo ni recordado como el que logró el 26 de septiembre de 1993 en el Santiago Bernabéu. Una diana que sirvió para romper una racha de 44 años sin triunfos en el campo del Madrid. Era el Oviedo de Radomir Antic, que con aquella victoria se desquitaba de su sorprendente salida del banquillo madridista dos años antes. Pero si a alguien le quedó grabado ese momento fue a Jankovic, consciente de que había dejado huella en la historia del Oviedo.

Janko Jankovic (Split, Croacia, 14 de enero de 1963) llegó al Oviedo en 1990, tras dos temporadas en el Valladolid, en las que marcó ocho y diez goles. Javier Irureta avaló el fichaje de un delantero que se complementase con el hombre gol del equipo, Carlos. Y lo consiguió, hasta el punto de que llevó al Oviedo por primera vez a la Copa de la UEFA. Jankovic sólo aportó tres goles, pero estuvo detrás de bastantes de la docena que logró Carlos. La segunda temporada fue más complicada para él, con la llegada de Lacatus con la etiqueta de figura. Aún así, el croata jugó 29 partidos, muchos como esforzado carrilero, lejos del área.

La competencia motivó a Jankovic, que completó su temporada más productiva en la Liga 92-93. Sobre todo en la segunda vuelta, coincidiendo con el relevo en el banquillo. Llegó Radomir Antic, le dio un estilo más ofensivo al equipo y benefició a Jankovic, que se fue hasta los trece goles, al menos oficialmente, ya que en su contabilidad particular anota uno más, en un partido frente al Sporting.

Con Antic en la planificación de la temporada, el oviedismo se ilusionó con lograr algo grande en la Liga 1993-94. Ya no estaba Lacatus, pero tras unas complicadas negociaciones estaba a punto de llegar Jokanovic. Las ilusiones veraniegas quedaron defraudas por un septiembre negro, con derrotas en el Tartiere frente al Valencia (0-3) y Sporting (0-1), apenas aliviadas por un empate en Vigo (1-1). Con ese panorama, un punto en tres jornadas, tocaba visitar un Bernabéu, donde el Oviedo no ganaba desde la temporada 1948-49, gracias a dos goles de Cabido (0-2).

Tampoco el Madrid de Benito Floro estaba para tirar cohetes, pero su alineación aparecía salpicada por estrellas de la época: Buyo; Vitor, Alkorta, Sanchís, Lasa; Míchel, Hierro (Luis Enrique, min. 53), Martín Vázquez, Dubovsky; Zamorano y Butragueño (Alfonso, minuto 53). Pese a que no pudo contar con Carlos, Antic alineó un equipo ambicioso, con el joven Maqueda como acompañante de Jankovic en ataque. Un esquema 5-3-2, con carrileros muy ofensivos: Viti; Cristóbal, Gorriarán, Luis Manuel, Jerkan, Elcacho; Armando, Carreras, Berto; Maqueda (Andrades, min. 87) y Jankovic.

"Me motivaba jugar contra los grandes", destaca Jankovic para explicar su brillante papel frente al Madrid en aquella tarde de septiembre. Porque, más allá del gol, el croata fue una amenaza continua para la defensa madridista. Suya fue la jugada que provocó la expulsión de uno de los dos centrales, Alkorta, en el minuto 68. Poco después llegó la combinación con Berto que acabó con el 0-1: "Fue un buen gol y después del partido me enteré lo que significaba para el Oviedo".

Jankovic considera que Antic tuvo mucho que ver en aquel éxito: "Radomir era un entrenador al que le gustaba jugar al ataque, incluso contra los grandes. No planteaba el partido en función del rival. Estaba muy motivado para ese partido en el Bernabéu porque se había marchado del Madrid de mala manera. Ramón Mendoza le echó cuando iba el primero". Jankovic asistió a la revancha: "Después de mi gol, la gente empezó a protestar contra el palco y al final lanzaron almohadillas al campo".

Tras entrar en la historia del Oviedo, Jankovic jugó una temporada más en el Tartiere: "Me hubiese quedado toda la vida en el club, pero en mi última temporada no me lo gané y me tuve que ir al Hércules". Ahora es ayudante de otro exoviedista en la selección de Azebaiyán, pero en Oviedo sigue teniendo su casa.