La situación de "calamidad pública" decretada en Río de Janeiro a mes y medio de los Juegos Olímpicos ha destapado el agujero económico del estado y ha acentuado la preocupación sobre los riesgos que los recortes pueden suponer para celebración de los Juegos. Amenazado por la quiebra, el gobierno de Río declaró el estado de calamidad pública en sus finanzas como estrategia para cumplir sus compromisos.