La decisión sobre la posible exclusión de todos los deportistas rusos de los próximos Juegos Olímpicos, que se celebrarán a partir del 5 de agosto en Río de Janeiro, tendrá que esperar. La comisión ejecutiva del Comité Olímpico Internacional (COI) se reunió ayer por conferencia telefónica y resolvió crear una comisión disciplinaria al respecto.

El escándalo sobre un supuesto dopaje institucionalizado de los atletas rusos, que ya han sido excluidos de los Juegos por la Federación Internacional de Atletismo, se ha extendido al resto de deportistas del país tras la publicación del informe McLaren, encargado por la Agencia Mundial Antidopaje. El presidente del COI Thomas Bach advirtió ayer de que no dudará en "tomar las más duras sanciones disponibles contra los individuos y organizaciones implicadas". En este informe, advierte Bach, se observa "un ataque sin precedentes a la integridad del deporte y de los Juegos Olímpicos". El COI, a través de un comunicado, añade que "la Ejecutiva ha tomado hoy (por ayer) acciones disciplinarias relativas a la implicación de oficiales del Ministerio Ruso de Deportes y de otras personas mencionadas en el informe por violaciones de la Carta Olímpica y del Código Mundial Antidopaje".

Las reacciones en Rusia ante la posibilidad de quedarse fuera de los Juegos no se han hecho esperar. Su ministro de Deportes, Vitali Mutkó, se ha negado a dimitir y ha asegurado que su país está dispuesto a llevar a los Juegos sólo a deportistas y entrenadores, y no a funcionarios. Mutkó ordenó apartar a su asesora para asuntos de dopaje, Natalia Zhelánovam; a la subdirectora del centro de alto rendimiento de equipos nacionales, Irina Rodiónova; al subjefe del laboratorio antidopaje de Moscú, Yuri Chizhov; y al subdirector del departamento de Ciencia y Educación, Avak Abalián. El primero ministro ruso, Dmitri Medvédev, ya apartó el lunes al viceministro de Deportes, Yuri Nagornij, que es mencionado en el informe McLaren.

Por otra parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, transmitió al secretario de Estado de EE UU, John Kerry, su malestar al considerar que su país estaba metiendo cizaña para que Rusia no vaya a los Juegos Olímpicos.