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Un salto de calidad

Sergio Álvarez Moya fue decisivo para la clasificación olímpica del equipo español de saltos 16 años después de Sidney

Sergio Álvarez Moya, con "Carlo". REUTERS

Sergio Álvarez Moya ni había nacido cuando Alberto Honrubia completó un inmaculado recorrido en Atlanta con "Kahoua". Aquel concurso sin faltas del avilesino en el 84 permitió al equipo español de saltos regresar con el diploma que corresponde a los ocho finalistas. Las primeras imágenes olímpicas de Álvarez Moya son de otros Juegos en Norteamérica, los de Atlanta-96, cuando tenía once años y ya mostraba buenas maneras sobre un caballo.

Cuando empezó a competir un poco más en serio, con 14 años, el avilesino imaginó que algún día podría ser olímpico, aunque "tampoco era una cosa que me obsesionara. Los Juegos están bien, son muy mediáticos porque la cobertura televisiva es mucho mayor que en otros eventos. Pero para los que estamos en la hípica el Gran Premio de Aachen, por ejemplo, es mucho más importante porque compiten los mejores".

Expone las razones: "Es más difícil ganar en Aachen porque a los Juegos no van los primeros del ranking mundial. El sistema de calificación es injusto porque prima criterios territoriales. Europa es fortísima en saltos, pero siempre hay algún país importante que se queda fuera. Nos pasó a nosotros en Londres y ahora a potencias como Bélgica, Irlanda o Italia. Con esto no quito importancia a los Juegos Olímpicos, pero quizá sí les haya perdido un poco de estima".

Le dolió quedarse sin competir en Londres-2012, entre otras cosas porque cree que hubiese llegado en un buen momento: "Cualquier deportista quiere asistir a unos Juegos y yo entonces estaba entre los quince mejores jinetes del mundo". Hace un año, en el Europeo de Aquisgrán, se tomó la revancha con una gran actuación personal, que ayudó al equipo a lograr la sexta plaza, con premio olímpico: "Era mi objetivo, pero a nivel de equipo. Está bien que España esté representada en los Juegos porque seguro que tendrá un gran impacto mediático. Nos salieron las cosas muy bien, pero nos clasificamos por apenas centésimas".

En esa competición, y en todas las de hípica, hay un factor determinante: "No tuvimos lesiones y llegamos con los cuatro mejores caballos en condiciones". Sobre todo "Carlo", que con la dirección de Álvarez Moya aportó dos ceros en el momento decisivo: "Sólo con haber sumado un punto nos hubiésemos quedado fuera de los Juegos. Fue una gran satisfacción para nosotros porque España llevaba 16 años sin ser olímpica. La última vez había sido en Sidney 2000 y gracias a que un equipo causó baja a última hora".

Prudente, Sergio Álvarez Moya apunta los objetivos para el concurso olímpico: "Está bien ir con ilusión, pero acabar entre los ocho primeros ya estaría bien". Afrontará con tanta ambición el concurso individual como por equipos, pero desde la experiencia prefiere no hablar de medallas: "Después de tantos años aprendes a que hay que esperar que llegue el momento de la competición. Nadie está libre de que se le lesione el caballo, o de un simple resfriado. A Carlo le di un descanso en mayo y creo que llega en buen momento. Si nos metemos en la final puede pasar cualquier cosa porque está todo muy apretado".

Álvarez Moya ha empezado a comprobar que eran ciertas las maravillas que le contaron sobre el ambiente de unos Juegos Olímpicos, que espera disfrutar al margen de su participación: "Nos perdimos la ceremonia inaugural porque no convenía que los caballos estuvieran en Río tanto tiempo. Disfrutaré de los Juegos, como disfruté de los de Londres por la tele, porque crecí en una familia en la que nos gusta mucho el deporte. Será espectacular ver de cerca a los fenómenos que se juntan en unos Juegos Olímpicos".

Pese a sus reservas sobre alguna de las peculiaridades del olimpismo, Sergio Álvarez Moya advierte de que "espero que no sean mis últimos Juegos. Ojalá dentro de cuatro años pueda estar en Tokio. La pena es que no se celebren en Madrid". Él y sus compañeros del equipo (Pilar Cordón, Eduardo Álvarez Aznar, Manuel Fernández Saro y el asturiano Gerardo Menéndez Mieres, suplente) tendrán complicado asistir a competiciones en directo, pero si le diesen a elegir lo tiene claro: "Por supuesto, Bolt y el baloncesto, pero iría a cualquiera. Tengo mucho respeto a cualquier deportista, aprecio el esfuerzo brutal que hace para buscar la perfección".

Álvarez Moya no tiene ídolos, pero le gustaría saludar a personajes ilustres como Usain Bolt, Pau Gasol o Michael Phelps porque "a Nadal ya lo conozco. Disfruto mucho con la NBA. En un viaje a Miami pude ir a ver un Heat-Bulls, un espectáculo. Es una pena que LeBron no esté en Río". El jinete asturiano viajó tranquilo a Brasil, sin temor al zika ni a posibles problemas organizativos.

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