El técnico gozoniego Miguel García supo darle a la tecla adecuada para forjar otra K-2 campeona olímpica. Si hace ocho años fue en los Juegos de Pekín, con Saúl Craviotto y Carlos Pérez Rial, "Perucho", en la distancia del medio kilómetro, ayer, de nuevo Craviotto, ahora con Cristian Toro de compañero, conquistó nuevamente el Olimpo, esta vez en Río de Janeiro. Una presea dorada que, como la de 2008, se fraguó en las aguas del embalse de Santa Cruz de Trasona (Corvera de Asturias).

"La medalla es del deportista". Frase de Miguel García, quien saboreó las miles del triunfo como máximo responsable del staff técnico de la Real Federación Española de Piragüismo en las categorías inferiores, tanto en júniors hombres como en sub-23. Tiene convincentes razones para decirlo con rotundidad por su dilatada y exitosa trayectoria deportiva, como palista y como técnico.

La felicidad de Saúl Craviotto -al que aún le resta la posibilidad de incrementar su medallero con la prueba K-1 200 metros, en la que es vigente subcampeón olímpico- y Toro, tras recibir sus medallas del presidente de la ICF, el español Patxi Perurena, puede que haga reconsiderar a las autoridades y organismos de éste país en lo concerniente a un mayor apoyo económico para ese deporte cara a otros ciclos olímpicos. Por supuesto, extensible al cuadro técnico, Miguel Garcia, que acertó de pleno con la sabia decisión de configurar ese barco de equipo.

Asturias sigue presente en todo lo que rodea los éxitos del piragüismo olímpico. Queda por ver la pelea por los metales del K-4 1.000 metros, capitaneado por el parragués Javier Hernanz Agüeria. Hace cuatro décadas, en Montreal-76, el barco de Herminio Menéndez, Chema Celorrio, Misioné y Díaz-Flor se trajo la medalla de plata. Han transcurrido 40 años. Por si fuera poco, hace 20 que la regata K-4 1.000 no tenía representación española en una cita olímpica. Hoy arranca la pelea para ese cuarteto compuesto por Javi Hernanz, Rodrigo Germade, Óscar Carrera e Íñigo Peña. Y con buenas sensaciones.

Cristian Toro, nacido en Venezuela y criado en Lugo, lleva varios años viviendo en Asturias, concretamente desde el año 2012. Tras pasar en el año 2007 por Asturias, se fue a la Residencia Blume de Madrid y posteriormente regresó hace ya más de cuatro años, para entrenar a las órdenes de su actual técnico en Trasona, Miguel García.

Uno de los responsables del Centro de Tecnificación Deportiva de Trasona, Ángel López, señala que Toro ya apuntaba maneras de campeón desde hace varios años, pero no esperaba que llegara tan lejos. "La pareja con Craviotto se formó en noviembre de este pasado año como última opción, pero no creíamos que pudieran compenetrarse de esta manera", afirma López, que a su vez es entrenador del equipo junior en Trasona.