El nadador estadounidense y doce veces medallista olímpico Ryan Lochte pidió ayer disculpas por su comportamiento en el polémico incidente que protagonizó el domingo pasado en Río de Janeiro junto a sus compañeros de equipo Gunnar Bentz, Jack Conger y James Feigem.

El domingo, los nadadores inventaron un falso asalto con pistolas por parte de delincuentes disfrazados de policías que detuvieron supuestamente el taxi con el que volvían de una fiesta a la Villa Olímpica, para ocultar los destrozos ocasionados en una gasolinera. Sin embargo, las lagunas en sus versiones junto a un vídeo que recoge su llegada a las instalaciones olímpicas horas después del supuesto asalto, tranquilos y con sus efectos personales, llevaron a la Policía a abrir una investigación.

La Justicia brasileña había retenido el pasaporte de Feigen, Bentz y Conger mientras se aclaraban las circunstancias del supuesto asalto, que en realidad fue una invención de los atletas.

Lochte había salido previamente de Brasil y se encontraba ya en EEUU.

La investigación de las autoridades brasileñas ha demostrado que los cuatro nadadores estuvieron en la fiesta acompañados por tres mujeres y que, cuando regresaban a la villa olímpica, pararon en una gasolinera próxima, en Barra de Tijuca, y provocaron destrozos y un enfrentamiento con los empleados y guardias de seguridad.

Los atletas atribuyeron la invención al doce veces medallista olímpico Lochte, quien llegó a aparecer en la televisión estadounidense relatando el supuesto asalto a punta de pistola en Río de Janeiro y así se lo había contado también a su madre.