Gracias a un sprint que dejó un oro (Ruth Beitia) y dos bronces (baloncesto masculino y el ciclista de BTT Carlos Coloma), la representación española consiguió igualar las 17 medallas de hace cuatro años en Londres. Pero el salto en el medallero es significativo porque ha pasado de los tres oros de 2012 a los siete de Brasil, que es el criterio que prevalece sobre el número total de metales. Por eso el de Río es el mejor balance histórico de España en los Juegos, sólo por detrás de Barcelona-92, donde celebró 13 títulos olímpicos y llegó hasta las 22 medallas.

El presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, siempre tan generoso, calificó con "un 10" la actuación de los deportistas españoles en Río. Al margen de las 17 medallas, Blanco destacó los 37 diplomas, que se conceden a los ocho primeros clasificados de cada competición. "Después de Barcelona, lo más importante de esta hazaña es que tenemos más de 35 diplomas, que significa que hemos conseguido estar todas esas veces entre los ocho mejores del mundo", dijo.

Las 17 medallas superan las previsiones que, desde distintos ámbitos, se habían lanzado sobre la actuación de los españoles. Tanto la web "Olympic Medal Prediction" como los técnicos especializados en cálculos olímpicos habían concedido trece medallas a los españoles. Y dos de las más seguras, coincidían, provendrían del triatleta Javier Gómez Noya, que no pudo acudir por lesión, y del marchador Miguel Ángel López, que falló a la hora de la verdad.

También ha habido decepciones en caladeros tan habituales como la vela o la natación sincronizada, así como en deportes de equipo en primera línea mundial, como el balonmano y el waterpolo femenino. Pero, como suele ocurrir, se ha compensado con medallas inesperadas. Ahí el piragüismo se ha puesto a la cabeza. No tanto por Saúl Craviotto, que cuenta por éxitos sus participaciones olímpicas, como con el oro de Marcus Cooper, al que ni siquiera se esperaba en la final.

El origen y la formación de algunos de los medallistas también alimentan el debate sobre el verdadero nivel del deporte español. Buena parte de la plata de Orlando Ortega se forjó en Cuba. Y tanto Mireia Belmonte como Carolina Marín han planificado su carrera al margen de los dirigentes federativos, cuando no abiertamente enfrentadas. Aunque, ahora, todos se apunten a la fiebre del oro.