Saúl Craviotto llegó esta tarde al aeropuerto de Asturias con una amplia sonrisa en la cara y las dos medallas relucientes colgando sobre el pecho. El máximo medallista español en los Juegos de Río fue recibido por cerca de un centenar de aficionados que no pararon de gritar su nombre y que aprovecharon la ocasión para posar junto al campeón catalán, aunque afincado en Gijón donde trabaja como policía nacional. "Esto es lo mejor, mucho más que las medallas, porque conseguimos hacer feliz a todo un país", comentó.

El campeón está feliz, pero también agotado y ya piensa en tomarse unas vacacaciones. "Necesito dos o tres meses sin tocar una piragua porque necesito desconectar, sobre todo por la cabeza porque físicamente me encuentro muy bien", explicó.