La semana se cerró con una muy buena noticia para el deporte asturiano, sobre todo por lo que puede significar para el futuro del interesado. El primer triunfo de Pablo Carreño en el circuito ATP premia la constancia del gijonés y viene a confirmar, sobre todo, que es el mejor colocado para encabezar el relevo de la generación de oro del tenis español. Carreño tiene 25 años, una buena edad para asaltar los puestos nobles del ranking mundial. Ya han quedado atrás aquellos tiempos en los que menudeaban los adolescentes que plantaban cara a las figuras del momento antes de alcanzar la veintena. El caso de Carreño empieza a parecerse mucho al de Roberto Bautista, precisamente su rival en la final del torneo de Winston-Salem, que pasó por un proceso de maduración lento hasta meterse en el "top-20", lo que que ya son palabras mayores. La mayoría de los técnicos españoles, y varios de sus compañeros, coinciden en que Pablo Carreño lo tiene todo para instalarse durante mucho tiempo en la élite del tenis mundial: juego, físico, ambición y una cabeza bien amueblada.