Si Estados Unidos es la tierra de las oportunidades, el asturiano Pablo Carreño está aprovechando al máximo las suyas. A finales de agosto conquistaba en Winston-Salem (Carolina del Norte) su primer torneo individual en el circuito ATP y ahora en el Abierto de Estados Unidos, el cuarto y último "grande" del año, está encadenando marcas y estableciendo récords sin pausa. En la segunda ronda individual ante el serbio Janko Tipsarevic conseguía ganar su primer partido a cinco sets, igualando de paso la tercera ronda que logró aquí en 2014 y que era su mejor clasificación en un torneo del Grand Slam. Y en dobles en compañía del albaceteño Guillemo García-López alcanzaba en la madrugada española del viernes la final neoyorquina tras dar cuenta por 6-3 y 7-6 de Feliciano López y Marc López, octavos cabezas de serie y ganadores este año de Roland Garros.
Nunca antes un tenista asturiano había alcanzado siquiera las semifinales de un "grande", estando hasta ahora el listón en los cuartos de final conseguidos por Galo Blanco en París en 1997. Carreño ha dado a sus 25 años no sólo un paso más al frente, sino dos: hasta la final. Y llama a las puertas de la gloria después de firmar con Willy García-López un partido pleno de efectividad ante los "lópeces", rompiendo la igualdad existente en la pista en los momentos claves -convirtieron la única bola de break de la que dispusieron en todo el encuentro y salvaron las seis que tuvieron en contra- y centrando sus ataques sobre el saque de Marc, oro en Río junto a Rafa Nadal, ante la imposibilidad de hacerlo frente al del toledano, que sólo perdió cuatro puntos con su servicio a lo largo de todo el partido.
Cada jugador mantuvo su saque en la semifinal hasta llegarse al octavo juego, cuando el gijonés y el de La Roda daban un paso al frente ante el servicio de Marc López, logrando un 15-40 que les valía para aprovechar su primera bola de ruptura tras un punto magníficamente jugado por el albaceteño. La ventaja en el marcador (5-3) debía confirmarla Carreño con su saque y lo hizo en el que resultó el juego más largo y disputado del encuentro, en el que salvaban tres bolas de break, la última gracias a un fallo gigantesco de Feliciano sobre la red.
Sólo ganaron seis puntos al resto Pablo y Willy en esa primera manga, pero concentraron cuatro sobre el segundo saque de Marc López para desequilibrar las fuerzas.
En la segunda la igualdad fue máxima. Una única bola de ruptura para los "lópeces" salvada por García-López con su servicio. La igualdad llevó al juego de desempate, en el que tras el punto inicial conseguido por Feli con su saque la pareja asturmanchega hilvanaba una racha de seis puntos consecutivos (los de de Carreño con su saque, dos al resto sobre el de Marc López y también los dos del saque de García-López) para colocarse 6-1 en el marcador con cinco bolas de partido. Salvó las dos primeras el toledano con dos cañonazos y desperdió la primera el gijonés, que realizó un encuentro completísimo, pero certificó a la segunda la ventaja (7-4) para alcanzar la final de Flushing Meadows.
"Estamos felices, pero eso no significa que ya estemos conformes con lo logrado. Ha sido un paso muy importante y una motivación extra para seguir jugando juntos el próximo año", señaló tras el partido Carreño.
Y no están conformes con lo logrado pese a ser conscientes de que enfrente tendrán esta tarde (18 horas/Eurosport) al británico Jamie Murray y al brasileño Bruno Soares, cuartos cabezas de serie y ganadores 7-5, 4-6 y 6-3 ante los franceses Mahut y Herbert, primeros favoritos del torneo. El balance de Murray-Soares en 2016 es magnífico (título en Australia, tercera ronda en Roland Garros y cuartofinalistas en Wilbledon) pero no asusta a los españoles. "Si jugamos mal está claro que no ganamos, pero si jugamos bien seguro que alguna oportunidad tendremos. Y si la aprovechamos todo dependerá de nosotros", destacaba un radiante Pablo Carreño que toca con su raqueta la puerta de la gloria.
