El final de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro llegó con la buena noticia de la medalla de plata para el atleta asturiano Alberto Suárez Laso. Una recompensa enorme, incluso si se compara con el oro de hace cuatro años en Londres. Porque el maratoniano de Riosa ha tenido que superar grandes dificultades en el comienzo del año olímpico, sobre todo por una operación quirúrgica que condicionó su preparación para los Juegos. Y, principalmente, porque Suárez Laso ha confirmado su carácter competitivo para ponérselo difícil a su gran rival en la categoría, el marroquí Chentouf. De la sabia mano de su entrenador, Chus Castaño, Suárez Laso sobrevió a las exigentes condiciones de la carrera brasileña. Ahora vendrán los homenajes y los reconocimientos, pero lo que realmente necesita Alberto y cualquiera de los deportistas anónimos que luchan por superar sus propias limitaciones es el apoyo de las instituciones y las empresas. Sólo así dentro de cuatro años, en Tokio, Asturias podrá mejorar su representación, limitada en Río a Suárez Laso y a la arquera Liliana Oliveros. Es la cuota más baja desde que, en Barcelona-92, el Principado tiene presencia en los Paralímpicos.