Guardiola, Pellegrini, Tito Vilanova, Villas-Boas, Rafa Benítez. La lista de entrenadores con los que José Mourinho ha tenido conflictos es larga, sobre todo con los que en un momento u otro se han cruzado en su camino hacia los títulos más importantes. Con algunos de ellos ha conseguido reconducir la situación, o al menos guardar las formas, pero hay un caso en que la antipatía personal hace imposible la reconciliación: Arsene Wenger. Lo confirma el propio Mourinho en su autobiografía "José Mourinho, íntimo y personal".

El episodio que relata el técnico portugués, en el libro escrito por el periodista Rob Beasley, cuenta con el futbolista asturiano Juan Mata como sujeto pasivo. En el mercado de invierno de 2014, molesto por su escasa participación en el Chelsea, Mata consiguió que se consumase su traspaso al Manchester United, donde se ha vuelto a juntar con Mourinho dos años después.

Aquella operación mereció la crítica del entrenador francés del Arsenal, que se consideraba perjudicado al reforzar a un rival directo en la lucha por la Premier League. La rivalidad entre los dos técnicos ya venía de atrás, pero aquello llevó la relación al límite. De hecho, Mourinho reconoce en la conversación con el autor del libro que "un día me voy a encontrar a Wenger fuera del terreno de juego y le voy a partir la cara".

Esto todavía no ha ocurrido, pero Mourinho sí pudo tomarse pocas semanas después una revancha deportiva. El Chelsea, camino del título en la primera temporada de su regreso al club londinense, destrozó al Arsenal por 6-0. Pese a que los entrenadores están obligados a acudir a la rueda de prensa oficial tras los partidos, Wenger se escabulló alegando que salía el autobús. Un detalle que no pasó desapercibido para Mourinho, que soltó su pulla: "Cuando pierda el próximo partido no daré la rueda de prensa porque si no perderé el autobús".

Con Manuel Pellegrini también tuvo sus diferencias en Inglaterra, pero todo venía de unas palabras despectivas del portugués hacia el chileno, al que sustituyó en el banquillo del Madrid, tras una temporada marcada por el "Alcorconazo" y la eliminación en cuartos de la Liga de Campeones: "Si el Madrid me echa no voy a entrenar al Málaga. Iré a un club grande en Inglaterra o en Italia, no al Málaga. Decir que el Madrid el año pasado tenía más puntos es verdad, igual que el año pasado iba primero, pero también decir que tenían que remontar una derrota en Lyon y que no tenía una final de Copa".

Con Rafa Benítez los problemas vienen de lejos, concretamente de una semifinal de la Liga de Campeones de 2005 en la que el Liverpool, con el técnico español en el banquillo, eliminó al Chelsea de Mou. "Nuestra buena relación había terminado. Nos acababa de identificar como una amenaza. Como un equipo capaz de frenarle en sus ambiciones", explicó Benítez. Desde entonces, Benítez llegó a tres equipos (Inter, Chelsea y Madrid) que acababa de dejar Mou.

Unas declaraciones de la mujer de Benítez, en las que insinuaba que su marido iba arreglando "los entuertos que deja el amigo" provocó la inmediata reacción del portugués: En el Chelsea, (Benítez) sustituyó a Di Matteo y en el Real Madrid a Ancelotti, no a mí. Donde me reemplazó fue en el Inter y tardó seis meses en destrozar el equipo. Debería ocuparse de sus cosas. Si se ocupara de la dieta de su marido, no tendría que hablar de mí".