La afición del Racing de Santander volvió a llenar las calles de Villaviciosa en la jornada que enfrentaba a su equipo con el Lealtad, y lo cierto es que todos los racinguistas, sin excepción, se sintieron en Villaviciosa como en casa. Tal fue el buen trato que recibieron. "Llevo 24 años de socia del Racing y he estado por todas partes, y este es el sitio donde mejor me han tratado; el mejor con diferencia", decía Estela González con rotundidad.

Lo cierto es que muchos aficionados del Racing nunca habían estado en Villaviciosa hasta que los dos equipos comenzaron a ser rivales en Segunda B. El año pasado, fueron muchos aficionados los que se acercaron a la Villa, y todos se sintieron muy a gusto. Álvaro Peña, Javier Ruiz y Alberto Terán repetían experiencia este año, encantados de estar en Villaviciosa. "Nos están tratando muy bien, está claro que los asturianos y los cántabros somos colegas", dijo Álvaro. El único pero del año pasado fue que había tal multitud que les costó encontrar sitio libre para comer. Este año, creen que debido a la hora del partido, las seis de la tarde, está más holgado. "Bastante gente se ha ido a comer a otros pueblos, y muchos han parado por el camino hacia aquí", dijo Javier.

En cualquier caso, en la jornada de ayer las calles de Villaviciosa volvieron a teñirse de los colores verdiblancos. Peñas, parejas, familias, particulares, hasta 1.500 cántabros acudieron a disfrutar del encuentro y también de los placeres que les ofrecía la hostelería local.

Iñaki Callejo fue uno de ellos. Aunque lleva al Racing en el corazón, también es cierto que Asturias, y concretamente Villaviciosa, le tira también. Porque ya acudió al encuentro del año pasado, y también visitó la comarca varias veces para quedarse en casas rurales. Hasta tal punto se ha familiarizado con lo asturiano que se aventura a escanciar sidra. Y no lo hace nada mal. "Nos sentimos muy bien tratados; pensamos volver más veces", asegura.

Varios miembros de la peña San José 1913, de la localidad de Astillero, compartían terraza e las calles de la villa ataviados con camisetas y bufandas, y convencidos de que la Segunda B contribuye enormemente al hermanamiento de los pueblos, porque "a los sitios a los que vas siempre te llevas muy bien con la gente, dejas dinero a la hostelería y te vas contento; en Villaviciosa ocurre eso, y estamos muy contentos de estar aquí", concluyen.