Al Caudal le tocó tirar de épica para lograr un empate ante una poderosa Ponferradina que se vio superada por los mierenses pero a quien la expulsión del meta Bussman les metió en el partido hasta lograr voltearlo. La casta mierense y un error garrafal de Andy dieron un merecido punto a los de Iván Ania en un duelo que once contra once dominaron.

El encuentro disputado ayer en el Hermanos Antuña fue de los que se guardan en la memoria. Visitaba el coliseo blanquinegro una Ponferradina que es la gran favorit no sólo a liderar la tabla sino al regreso a una Segunda que perdieron el pasado curso. El Caudal se colocó por delante en el minuto 22 en un tanto que llegó en un error garrafal del meta berciano cuando los de Ania dominaban a sus anchas, pero en el minuto 40 llegó la jugada clave. Rayco se plantó solo ante Bussman y el meta alemán le derribó. El gallego Martínez Santos le expulsó y ahí entró parte de la épica mierense.

El portero suplente era el joven juvenil Rubén ante la sanción que arrastraba Chechu Grana. Una situación insólita en la que el ovetense se creció. Saltó al campo con 1-0 y dio muestras de sobriedad para llegar al intermedio el Caudal con ventaja y aspirando a mantenerla.

Antes de esa jugada, la Ponferradina sólo había tenido una ocasión tras un error entre Óscar Pérez y Saavedra que dejó a Rayco solo ante Bussman, pero remató desviado.

En la reanudación los mierenses, en inferioridad, tuvieron que dejarse del fútbol presionante y toque. Con uno menos y un juvenil en la portería, el Caudal tuvo que fajarse en defensa y eso que en los primeros quince minutos leyó el duelo a la perfección teniendo el balón cuanto podía ante la desesperación del rival.

El cansancio y tres sustituciones bercianas a la vez cambiaron el decorado del duelo. Manolo Herrero apostó por el fútbol directo con la entrada de Figueroa y en apenas cuatro minutos voltearon el marcador en dos jugadas idénticas. Centro desde la banda derecha de Adán y primero el propio Figueroa y luego Cidoncha colocaron un 1-2 que parecía definitivo, pero la casta de Javi Sánchez dio alas a los locales. El ovetense le robó la cartera a Andy, se plantó ante Olmedo y le cedió el balón al debutante Braulio para poner un empate que supieron conservar a base de puro orgullo.