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Una semana de pasada

Zinedine del Bosque

El gran mérito de Zidane es haber impuesto su criterio ante las estrellas y el presidente

Zinedine Zidane no ha aportado gran cosa tácticamente al Real Madrid. Heredó la base del equipo de Rafa Benítez y se atrevió a hacer lo que el entrenador madrileño tenía en la cabeza pero nunca llegó a ejecutar para que no le acusasen de amarrategui. Con Casemiro y la BBC a pleno rendimiento, Zidane salvó una temporada que iba en picado ganando la Copa de Europa. Poco importa a los resultadistas que en su camino hacia la Undécima no se encontrase con ningún grande de Europa, salvo el Atlético, que sólo cedió en la ruleta de los penalties. La Orejona y las 16 victorias seguidas escondieron una evidencia: el juego del Madrid no está en consonancia con la calidad de sus futbolistas. Pero a Zidane no se le puede negar una cualidad importantísima en un entrenador de ese nivel: serenidad y mano izquierda. Gestiona su plantilla con tanto rigor que nadie le puede acusar de arrodillarse ante las estrellas del equipo ni de ceder a las presiones de Florentino Pérez. Es un técnico al estilo Del Bosque, con el que, por cierto, siempre le fue bien al Real Madrid.

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