El Llanes vio como terminaba su racha de siete partidos sin perder en cuanto se encontró en su camino con uno de los rivales llamados a quedar en la parte alta de la tabla. Y el caso es que los verdiblancos tampoco es que anduvieran lejos de lograr un resultado positivo ante el Langreo, pero al equipo le faltó físico, algo de atrevimiento y, sobre todo, creérselo.

Los langreanos, que jugaban como en casa al contar con el apoyo de su ruidosa afición, que ganó por goleada a los silenciosos hinchas locales, se adelantaron en el marcador en la última jugada de la primera parte y gestionaron a la perfección su ventaja en la segunda apelando al juego trabado, a la presión en el centro del campo y a otro tipo de artimañas menos propias del juego en sí. Esa primera mitad había sido de buen juego llanisco, con tres buenas ocasiones: un disparo de Gael muy bien sacado por Adrián Torre y dos derechazos de Jorge y Pascual que lamieron los postes de la portería visitante. Los azulgranas avisaron en el 43 en un testarazo de Carlos que rozó el palo. Y a la siguiente montaron un perfecto contraataque por la banda izquierda, conducido por Damián, cuyo preciso centro fue rematado por Pablo al fondo de la red.

Tras el descanso pareció que el Llanes salía a por todas, pues Adrián Torre tuvo que enviar a córner una ocasión de Jorge y poco después Calvillo sacó en línea de gol un disparo cercano de Gael. Pero a partir de ahí el Llanes se fue desinflando, en parte por su inferioridad física, y en parte por algunas ubicaciones discutibles de sus jugadores más importantes, como el pertinaz alejamiento de Cristian hacia posiciones retrasadas, lo que impide al delantero estar en su sitio, que es el área. El Langreo entonces estuvo más cerca de sentenciar el partido, pero se conformó con el 0-1 e hizo que su bulliciosa pero a veces demasiado impetuoso afición sufriera hasta el final.