Hace diez días, ante la racha de derrotas, Abelardo cayó en la tentación de tantos entrenadores cuando ya no saben a qué agarrarse: "Prefiero jugar horrible y ganar". A la vista del partido de Los Cármenes, sus jugadores ya le han concedido la mitad de su deseo. Difícilmente se puede ver un partido tan malo de Primera División como el Granada-Sporting. Vale que los dos equipos llegaban muy agobiados, pero si en la jornada 9 andamos así, no quiero ni imaginarme lo que les espera a las dos aficiones hasta final de temporada. Pasan los años y sigo sin ver la correspondencia entre jugar mal y ganar. El Sporting no perdió cinco partidos consecutivos por su buen fútbol, sino precisamente por lo contrario. Y los dos más asequibles de la serie (Deportivo y Granada) fueron directamente lamentables. A nadie se le escapan las limitaciones del Sporting, pero esta temporada tiene jugadores para hacer un fútbol más acorde con la categoría en que milita. O al menos para intentarlo. Lo de los entrenadores resultadistas es un camelo porque todos quieren ganar. Sólo les diferencia el modo en que lo consiguen.
