La nota predominante fue la emoción. El reencuentro de antiguos compañeros y las fotos en blanco y negro. Los guajes de entonces ya necesitan gafas para distinguir los rasgos, pero la ilusión es la misma de aquel año de 1966 en el que se fundó el Juventud de Vega, que arrancó como filial del Camocha antes de volar en solitario. El Llagar del Fugitivo acogió una celebración emotiva a la asistieron 51 comensales entre jugadores y dirigentes.