Las estadísticas dicen que no hay gran diferencia entre un Barcelona con o sin Messi. Por contra, las sensaciones de partidos como el del sábado frente al Málaga alertan de la importancia de contar con el argentino en el campo. En los tres tropiezos de esta temporada en el Camp Nou, de una forma o de otra, el equipo de Luis Enrique ha echado de menos la aportación del "10". Empezó en el banquillo el partido frente al Alavés y, aunque el técnico asturiano recurrió a él a falta de media hora con empate a uno, el Barça acabó perdiendo. Casualidad o no, mientras Messi estuvo sobre el césped frente al Atlético de Madrid, el marcador era de 1-0. Se retiró en el minuto 59, lesionado, y dos después Correa logró el empate definitivo.
Al Barça estuvo a punto de atragantársele el penúltimo partido en el Camp Nou, frente a un Granada que presentó un planteamiento ultradefensivo. Messi estuvo aquel día tan espeso como el resto de sus compañeros, pero de sus botas partió la jugada que permitió a Rafinha deshacer el empate y salvar los tres puntos. De ahí la sensación de horfandad que invadió al barcelonismo durante los 98 minutos que duró el choque con el Málaga.
Sin Messi y su mejor socio, Luis Suárez, que además son los máximos goleadores de la Liga, el Barcelona nunca encontró la forma de desequilibrar el planteamiento conservador (5-4-1) de Juande Ramos. Iniesta, el otro jugador azulgrana con calidad para desbordar con regates o combinaciones rápidas, está lesionado. Así que todo el peso de la creatividad recayó en Neymar, al que no se le vio en zonas decisivas hasta los últimos minutos, cuando el Málaga ya jugaba con diez. El Barça, que había marcado un ritmo muy lento durante más de una hora, aceleró en la recta final y recurrió a Piqué como delantero centro. Y entonces le faltó la finura de Messi o el olfato de Suárez para remachar.
Lo más curioso de la marcha del Barça en la Liga es que se ha dejado más puntos en casa (7) que fuera, tres. Fue por la derrota en Balaídos (4-3), donde tampoco estuvo Messi, aunque en esa ocasión el resultado tuvo que ver más con las deficiencias defensivas, incluido el grave error de Ter Stegen en el cuarto gol del Celta. La añoranza de Messi el sábado fue mayor por el estado de forma del argentino, que cuenta sus últimos partidos por exhibiciones. Gracias a él levantó el Barça un partido que tenía perdido en Sevilla (1-2) antes del parón por los compromisos de las selecciones nacionales.
Y fue precisamente en un partido con Argentina, frente a Colombia, donde Messi confirmó que anda fino. Un golazo de falta y dos asistencias geniales sacaron del apuro a la selección albiceleste, aún más dependiente del "10" que el Barcelona. O eso dicen los números. Porque el sábado, ante la tela de araña que Juande Ramos cosió delante de Kameni, la imaginación de Leo pareció más necesaria que nunca. Superado el virus estomacal que le obligó a quedarse en casa, Messi se pondrá hoy a las órdenes de Luis Enrique, con tres compromisos de altura a la vista: Celtic, Anoeta y el clásico en el Camp Nou.
