A Magnus Carlsen le está costando mucho más de lo esperado revalidar su título de campeón del mundo. Las doce partidas clásicas (dos horas para las 40 primeras jugadas) han acabado en empate. Diez de ellas se resolvieron con tablas y en las otros dos hubo una victoria para cada uno.

Hoy se jugarán el título en cuatro partidas semirrápidas, en las que cada jugador dispondrá de 25 minutos con un aumento de 10 segundos por cada movimiento realizado. En caso de que siguiera el empate se iría a otra ronda de cuatro partidas, en este caso rápidas, es decir: cinco minutos por jugador con un aumento de tres segundos por jugada. Si aún así persiste el empate, se jugaría lo que se denomina como Armagedon: las blancas tendrían cinco minutos y las negras cuatro (con tres segundos de aumento) y en caso de tablas la victoria sería para las negras.

Todos los pronósticos daban a Carlsen como el gran favorito frente Sergey Karjakin. La diferencia de puntos Elo entre el campeón (2.853) y el aspirante (2.772) era ya de por sí una buena prueba de la diferencia que existe entre los dos contendientes.

Pero la resistencia de un sólido Karjakin consiguió minar la moral de Carlsen. Que al noruego le había hecho mella la fortaleza defensiva de Karjakin quedó demostrado cuando en la octava partida perdió la partida llevando las piezas blancas. Un error del ruso en la décima partida, cuando no había unas tablas forzadas, mantiene a Carlsen en la lucha.