En el silencio más absoluto, un gesto de respeto solemne, brotaron las lágrimas. El Oviedo había iniciado su rutina en El Requexón, pero antes de ponerse a trabajar tocaba un reconocimiento. El gesto, el minuto de silencio por las víctimas del Chapecoense, no era solo un mensaje de ánimo para las familias. También un grito de ánimo para Martín Alaniz, futbolista uruguayo que llegó el pasado verano a Oviedo procedente precisamente del Chapecoense. El minuto de respeto se cerró con una ovación entre las lágrimas de Alaniz que recibió el abrazo espontáneo de Miguel Linares, a su izquierda en el improvisado homenaje.

El futbolista uruguayo se enfrentó ayer a la sesión más triste. La mayor parte de la plantilla del conjunto brasileño era la de la temporada pasada. Alaniz tenía en aquel avión muchos excompañeros y amigos. Cuando el uruguayo llegó a El Requexón ya había saltado la noticia, pero se desconocían las trágicas cifras. Alaniz eligió entrenarse con el equipo, aunque su cabeza no estuviera sobre el césped.

Por eso, nada más que Fernando Hierro dio por cerrada la sesión, el uruguayo preguntó por las novedades del accidente. Para entonces, el número de supervivientes que se había publicado era de cinco. El club azul, atento en todo momento con el futbolista, le ofreció la posibilidad de intervenir en la sala de prensa, por si quería lanzar algún tipo de mensaje de condolencia pero el futbolista declinó la invitación. Eligió las redes sociales para mostrar sus sentimientos, sintetizados así: "Mi corazón está con ustedes, Chapecoense. Mis oraciones y toda mi fuerza. Força Chape".

En la sala de prensa fue su compañero David Rocha el encargado de hablar en nombre del club: "Quería transmitir públicamente de parte de la plantilla y del cuerpo técnico el apoyo a Martín (Alaniz). En el avión que se estrelló iba la mayoría de sus compañeros del año pasado. Es un chico muy querido en el vestuario y la plantilla manda mucho ánimo".