A falta de competitividad, la FIFA ha conseguido que toda la atención se centrara en el Mundial de clubes de Japón a cuenta del VAR, el sistema de vídeo que supuestamente debe de ayudar a los árbitros. Un par de errores levantaron más polvareda que todos los partidos de este torneo juntos. Precisamente por eso, por las relativas consecuencias de un funcionamiento incorrecto, la FIFA ha elegido el mundialito como el primer banco de pruebas oficial, tras un par de amistosos de selecciones. Los fallos servirán para limitar el apoyo de la tecnología a jugadas que no sean susceptibles de interpretación: para decidir si un balón atravesó por completo la línea de gol o si una falta se produce dentro o fuera del área. Y punto, salvo agresiones que se le escapan al árbitro, como la de Zidane a Materazzi en la final del Mundial 2006. Así que todos tranquilos, que el buen criterio de Infantino y compañía impedirá que los partidos degeneren en una borrachera de VAR. De lo contrario, en el primer tiempo del reciente Barça-Madrid hubiese habido cinco parones, equivalentes a doce minutos de descuento.