La pasión por los bolos le llegó a Javier Pruneda en la bolera naveta de "El Ché" con apenas 11 años. Ahora, tres décadas después, ve cómo su otra pasión, su hija Lucía, flirtea con la posibilidad de seguir sus pasos. "Ahora quiere jugar, pero no se lo recomiendo", dice con humor el campeón, que hace corresponsable a su mujer de seguir aumentando su palmarés. "Hace unos años me planteé dejarlo, pero ella me animó a seguir y aquí estoy", declara el diez veces campeón de Asturias absoluto, que a los 41 años aspira a seguir aumentando su brillante palmarés.