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La parálisis más grave del Sporting, en los despachos

Tres semanas después del paréntesis navideño, el Sporting da una sensación de parálisis preocupante. Y no sólo en el campo. Vale que los fichajes en el mercado de invierno suelen atender más a una cuestión de fe que de convencimiento, pero las carencias de la plantilla rojiblanca son tan evidentes que, al menos en este caso, no será muy difícil mejorar lo que hay. Abelardo reconoció en diciembre que no daba con la tecla para que el equipo reaccione, pero no se me ocurre ningún entrenador disponible para el Sporting capaz de obrar el milagro. La respuesta del Pitu en la previa del viaje a Las Palmas, remitiendo a Nico Rodríguez sobre las gestiones para la llegada de refuerzos, indica que sigue abierta la brecha entre los dos máximos responsables deportivos. Mal asunto cuando hace más falta que nunca la unión en todos los sectores del sportinguismo. Claro que no se trata de fichar por fichar, como en varios casos se hizo en el verano, pero no sería conveniente esperar al cierre del mercado, el 31 de enero, porque cada jornada sin puntuar es como un clavo en la cruz rojiblanca. De momento, y mientras el vestuario mayoritariamente no diga lo contrario, el despido de Abelardo no es la solución. Los ejemplos de Osasuna y Granada deben de servir para no caer en los mismos errores.

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