Oviedo

El sorteo de la Copa Princesa emparejó al Asturhockey con el peor rival posible que tenían señalado en su agenda los jugadores asturianos. Y es que el Sant Cugat no sólo actuaba al amparo de su afición, sino que en las últimas jornadas se había mostrado como el equipo más en forma de Primera. Y el sueño del conjunto de Grado de disputar la final acabó ayer en pesadilla al caer en la primera semifinal frente al cuadro organizador por un rotundo 7-2; una diferencia que no se corresponde con lo visto en la cancha pero que habla a las claras de la efectividad del conjunto catalán.

El duelo comenzó intenso, con acciones en una y otra área. Pero si la falta de acierto en la definición marcaba el primer tramo del pàrtido, fue precisamente el acierdo de los locales el que inclinó el encuentro a su favor. El Sant Cugat abrió el grifo de los goles en el minuto 17 por medio de Juan Farrés y de ahí al final de la primera parte sumaba otros cuatro tantos a su marcador que dejaban la eliminatoria decidida.

En el segundo acto los anfitriones llegaban a ampliar la ventaja hasta los siete goles pero el capitán asturiano, Borja Bernardo, recortaba la diferencia con dos tantos que al menos ponen un poco de bálsamo en la herida de la derrota.

El Asturhockey, así, se despide de un torneo al que en todo caso llegó por méritos propios -tercero en la Liga- y tras estar firmando una espectacular temporada en su debut en Primera.