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Culé Moyáu

El urinario del Barça

Florentino Pérez, ese filántropo, y sus mosqueteros han conseguido que hablemos más del Real Madrid que de los equipos que jugarán la final de Copa, que, por si alguien lo ha olvidado, son el Alavés y el Barça. Florentino no quiere que la final de Copa se juegue en el Bernabéu. Vale. ¿Podemos hablar de otra cosa? Del tiempo invernal convertido en noticia en los telediarios de invierno, de la deriva continental de Podemos desde la Pangea original a su actual estado deshilachado, de la posibilidad de que Donald Trump sea un enviado de los klingon con la misión de vengar al general Chang, de los que odian "La La Land" sólo porque odiar "La La Land" es guay en ciertas esferas de internet, de la importancia de llamarse Ernesto, de la pesca del salmón en Yemen, de la decisión de Sophie, de la insoportable levedad del ser o de si deberíamos castigar a Gran Bretaña votando a su representante en el Festival de Eurovisión para que los británicos tengan que comerse el marrón de organizar la próxima edición del Festival. Lo que sea con tal de dejar de hablar de Florentino y de las obras en el Bernabéu, un estadio que conocemos mejor que nuestros propios baños. También podríamos hablar del partido Alavés-Barça, pero es que los negacionistas del fútbol culé dicen que eso no fue un partido, sino una pachanga. Pues vaya.

La "Fuente" de Marcel Duchamp, un urinario que Duchamp convirtió en arte al declararlo como tal y presentarlo en una exposición, es indiscutiblemente una obra de arte. Puede que a los madridistas no les guste que un partido que el Barça dominó con talento y esfuerzo de principio a fin y que terminó con una elegantísima goleada, y la prueba de que incluso André Gomes puede adaptarse al juego que quiere Luis Enrique, esté en el museo del fútbol. Puede que la fuente de juego azulgrana repugne a los delicados ojos blancos. Y hasta puede que algunos nieguen el mérito del juego del Barça en Mendizorroza como muchos niegan el mérito de Duchamp cuando fue capaz de comprar un urinario, girarlo, firmarlo y presentar el objeto en la exposición de la Sociedad de Artistas Independientes. De acuerdo. Discutamos si un urinario es arte o si la victoria del Barça en Vitoria es fútbol. Lo que sea, con tal de que dejemos de hablar de Florentino y del Bernabéu cada vez que el Barça llega a una final de Copa.

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