Peter Dubovsky no tuvo mucha suerte en el Real Madrid. No cuajó en las dos temporadas en las que formó parte de la primera plantilla del club blanco y en 1995 tuvo que marcharse al Oviedo. Pero antes de iniciar su segundo curso en el Bernabeu, se reivindicó ante Jorge Valdano en un partido de pretemporada, precisamente frente al Nápoles.

Históricamente, los Madrid-Nápoles se resumen con aquellos de la UEFA de 1987. Oficiales, no hay más. Pero ambos clubes sí disputaron dos amistosos. En el primero, el 28 de agosto de 1994, por el tercer y cuarto puesto del Trofeo Carranza, tuvo un gran protagonismo Dubovsky. Con Redondo lesionado y con las alarmas encendidas con Butragueño ante su aparente ocaso, Jorge Valdano probó a Luis Milla en el centro del campo y apostó por la dupla de ataque con Butragueño y Dubovsky.

Fue el partido de los perdedores, pero de allí salieron dos ganadores: Milla y Dubovsky, que, sin embargo, después no fueron protagonistas en la Liga que ganó el Madrid. Dubovsky disfrutó de 90 minutos en los que consiguió dos goles y se marcó un gran partido. Él se encargó de igualar el 0-1 con una vaselina exquisita aplaudida por todo el público presente en el estadio del Cádiz. Amavisca hizo el segundo justo antes del descanso y, en la reanudación, Dubovsky repitió tras aprovechar un centro de Amavisca.

A Dubovsky, su partidazo no le sirvió para convencer a Valdano, que por delante puso a Zamorano, Alfonso, Raúl y Butragueño. El verano siguiente se marchó al Oviedo, donde jugó cinco temporadas antes de fallecer de forma trágica en Tailandia. Seis años después de su reivindicación murió en Surat Thani tras despeñarse desde una altura de 20 metros cuando visitaba unas cataratas.