Madrid, J. J. LAHUERTA

Un brillante encuentro de Isco, que iluminó el partido con dos asistencias a Morata y Bale, bastó al Real Madrid para llevarse los puntos ante el Espanyol con los que se asienta en el liderato.

Las apariciones de Isco a lo largo de los noventa minutos fueron clave para el conjunto blanco, que durante muchas fases del choque se atascó ante su rival. El malagueño apareció en el once pocos días después de la batalla ante el Nápoles gracias a que Zidane apostó por hacer rotaciones. Necesitaba dar descanso a algunos jugadores y sentó en el banquillo a James, a Casemiro y a Marcelo. Navas, Benzema y Modric, ni fueron convocados, y Ramos, con un problema en la cadera, también se quedó en la grada.

Con ese guión el técnico francés puso siete caras nueves sobre el césped. Casilla, Pepe, Nacho, Kovacic, Isco, Lucas Vázquez y Morata entraron en acción con el objetivo de dar la razón a su entrenador. Apostar por rotar puede ser un golpe de efecto en caso de victoria pero también un duro golpe en caso de derrota.

Hasta el gol de Morata en el minuto 33, el Madrid notó alguna de esas ausencias. Aunque en todo momento tuvo controlado el partido, la movilidad del renacido Benzema frente al Nápoles y la astucia de Modric en la medular se echaron en falta ante un rival que decidió encerrarse en su campo para salir al contragolpe. Un Espanyol que asustó con un fuera de juego ajustado de Gerard Moreno, que tuvo que frenar en seco cuando se quedaba ante Casilla.

Sólo Pepe, con un remate de cabeza tras un córner sacado por Kroos, y Cristiano, ya rozando el minuto 30 con un disparo que se marchó fuera por poco, fueron capaces de inquietar la portería del Espanyol hasta el minuto 33. Entonces apareció Isco, que desde el principio del duelo había mostrado algunos destellos, para explotar definitivamente con un centro milimétrico a la cabeza de Morata. El delantero batió a Diego López con un testarazo de manual y, después de 7 suplencias consecutivas, marcó su séptimo tanto en Liga y ya suma 11 dianas en todas las competiciones.

Morata no disfruta de los mismos minutos que otros, pero claramente es un jugador efectivo. Y, esa efectividad, sirvió al Madrid para abrir un encuentro enredado. Ese tanto tranquilizó al conjunto blanco, que el último cuarto de hora previo al descanso jugó un poco más liberado, aunque solo contó con otra ocasión más y de nuevo en las botas de Morata. Cristiano, mientras, ejerció otra vez un rol diferente, más generoso y grupal, como frente al Nápoles. Parece que el portugués está cambiando su "modus operandi" y se ha convertido en un jugador más combinativo.

En la reanudación Sánchez Flores quitó a Reyes y sacó a Hernán Pérez. Buscó más pegada y con el paraguayo consiguió por momentos inquietar al público del Bernabéu. Sin embargo la tónica general siguió siendo la misma. El Madrid siguió a lo suyo, completando un partido correcto, con mucho control y pocas emociones salvo algún sobresalto con disparos lejanos como los que intentaron Kroos y Casemiro, que sustituyó a Kovacic al principio de la segunda parte.

La reaparición de Gareth Bale, que volvió a jugar 88 días después de lesionarse el 22 de noviembre, reanimó a la grada y al equipo. Volvió el galés y lo hizo con un gol marca de la casa: en un contragolpe. Eso sí, lo consiguió impulsado por Isco, de nuevo decisivo con otra asistencia.

En ese momento, con la cabalgada y el tanto del galés, se acabó definitivamente el partido. El Real Madrid, sin demasiados alardes, firmó un duelo correcto en el que Isco fue el verdadero impulsor de los goleadores Bale y Morata, y sumó tres puntos que le permiten vivir con holgura al frente de la tabla.