El Avilés empezó la Liga con Esteve Peña (19 años), Lucas Anacker (20 años), y Carlos Castro (18 años y ahora cedido al Condal de Noreña), tres porteros muy jóvenes y con mucho futuro, pero en el mercado de invierno apostó por incorporar al veterano Guillermo (38 años) que ya jugó la pasada temporada con el conjunto blanquiazul y despachó un buen año al encajar sólo 18 goles en los 36 partidos que disputó para ser uno de los porteros menos goleados de la categoría.

El ovetense era una de las apuestas de los técnicos del club para continuar esta temporada en el segundo proyecto consecutivo pensado para subir a Segunda B, pero el jugador decidió dejar el fútbol por asuntos laborales que finalmente no se concretaron. La llamada del Avilés le hizo desempolvar los guantes y el pasado domingo entró por primera vez en la lista de Lago para el partido frente al Lugones en Santa Bárbara.

Y se sintió muy bien. "Volví a tener las sensaciones de partido, ese gusanillo de ir hora y media antes, escuchar la charla del técnico y estar implicado con el equipo. La pena es el resultado (1-1) porque eran tres puntos muy importantes", explicó.

El Avilés llegó segundo en la tabla y era claro favorito ante un Lugones que pelea por la salvación, pero el equipo no estuvo bien y Guillermo asume que faltó intensidad. "Cuando no salen bien las cosas desde el principio parece que todo se tuerce, sobre todo en un campo en el que es muy difícil rasear el balón y el rival se encierra. Son factores que influyen pero que no valen de disculpa porque es verdad que hay que salir un poco más metidos para ganar", señala.

El portero, pese a todo, no vio mal al equipo. "Quitando que nos faltó un poco de ritmo y que ellos en la primera nos hicieron gol, tuvimos seis o siete ocasiones muy claras, aunque sólo una fue a puerta y la paró Pablo. En todo caso, hay que demostrar cada domingo que tenemos mayor presupuesto y mejor equipo vengan los reveses que vengan".

Lo cierto es que el conjunto blanquiazul perdió una buena oportunidad de ser líder tras el tropiezo del Langreo (1-1) ante el Oviedo B y ahora es tercero, con los mismos puntos (61) que el Sporting B. "Me recuerda la situación del año pasado, que pinchó el Caudal y nosotros tampoco pudimos ganar en Lugones. Sabemos que es una oportunidad perdida, pero quedan partidos y ahora hay que ir cada domingo en busca de los tres puntos sin cometer los mismos errores", precisó.

El próximo paso para Guillermo es entrar en el once y asegura que cada vez está mejor. "Me veo más rápido, aunque quizás me falta todavía un poco de colocación en la portería. El míster me convocó el domingo pasado y ahora tendrá que ver él cuándo me ve más apto para volver".

El ovetense ya pasó hace dos temporadas por una situación similar de estar varios meses sin jugar antes de fichar por el Caudal y recuerda perfectamente las sensaciones que tuvo cuando se volvió a poner bajo los palos. "Cuando me llegó el momento, y siempre lo comento a los compañeros, estaba temblando. Parecía que tenía 18 años y que afrontaba una nueva etapa; ahora estoy con ese gusanillo de ver cómo me voy a encontrar, pero de momento estoy bien, trabajando tranquilo día a día y sin marcarme una fecha definitiva". Y añade: "Afronto estos meses con muchísimas ganas porque hay mucho que pelear y la gente no se puede venir abajo. Tenemos cerca el primer puesto y hay que pelearlo hasta el final".

La Liga está muy igualada y competida, y Guillermo asume que no se puede bajar la guardia en ningún partido porque, explica, "todos los rivales son peligrosos y ya empezamos a llegar a unas fechas en las que prácticamente todo el mundo se juega algo". El portero ovetense alerta de los equipos peor clasificados porque "empiezan a sacar fuerzas de donde no las tenían y quizás antes se venían abajo cuando encajaban un gol, pero ahora no porque se juegan la vida". Por eso, añade, "tenemos que saber que hay que pelear desde el primer minuto al 90 porque si no lo hacemos nos puede ganar cualquiera".