Más allá de resultados y clasificaciones, el fútbol siempre deja estampas curiosas. Y el barrio gijonés de Ceares, donde un grupo de amantes del deporte rey se afana por reencontrarse con las raíces del balompié, es un buen lugar para buscar imágenes para el recuerdo.

Como no podía ser de otra forma, el campo de La Cruz no fue ajeno a una fiesta tan asturiana como el Antroxu. Esta tarde se enfrentaron en el feudo del conjunto gijonés el Unión Club Ceares y la Sociedad Deportiva Lenense, que empataron a dos goles.

Pero, más allá del marcador, en Ceares un partido es una fiesta o, en este caso, un carnaval. Hubo quien apareció por la grada, junto a la cantina, donde se agrupan los hinchas más animosos del club cearista, disfrazado de plátano y con la bufanda del equipo enganchada al rabo de la fruta amarilla. Otros optaron por un "look" escocés.

Da igual el disfraz que lleven que en Ceares llevan tiempo con el empeño de regresar al fútbol a su esencia. Y el fútbol, al fin y al cabo, es una fiesta.