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El encanto de una Liga sin estrellas

Como todo se centra en lo que hacen o dejan de hacer los equipos grandes, pocos repararon en las dos lecciones de fútbol que, con apenas tres días de diferencia, ofrecieron dos equipos ejemplares. Durante una hora, con Bruno al mando, el Villarreal demostró lo que se puede hacer con el balón sin necesidad de contar con grandes estrellas. Más mérito aún tiene Las Palmas, casi un recién ascendido que planta cara a cualquiera, y en cualquier campo, con un puñado de canteranos. En vez de preguntar por la actitud de los jugadores del Madrid, o los desajustes tácticos que provoca la BBC, mejor se fijaban en la precisión de Trigueros, el desborde de Samu Castillejo o la clase de Adrián. Y, sobre todo, en el descaro de ese grupo de peloteros canarios a los que Quique Setién da vía libre para expresarse con el balón. A ninguno de los dos les dio para ganar al Madrid, pero sí para sentirse orgullosos.

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