Hay futbolistas que, aprovechando el parón liguero de esta semana, han reservado viajes a lugares exóticos, lujosos, alejados de lo cotidiano. Jorge Franco Alviz, Burgui, cuenta las horas para llegar a su pueblo, Burguillos del Cerro, en Badajoz -del que le viene el apodo-, y así poder abrazar a su abuela, Jacinta. "Está un poco pachuchilla", explica en su encuentro en Mareo con LA NUEVA ESPAÑA. El detalle define a una persona de gustos sencillos y un sentido del humor inagotable. "Me río casi con casi cualquier cosa", confiesa. Filosofía que le ha ayudado a cambiar, en apenas tres meses, los silbidos de El Molinón por atronadoras ovaciones que le han convertido en el jugador de moda del Sporting y una de las esperanzas a las que se aferra la afición para alcanzar la permanencia.

- ¿Se ve más cerca el objetivo?

-Nos vamos a salvar, estoy seguro. Para conseguirlo, hay que mantener la confianza. Se vio el domingo. El equipo reaccionó muy bien después del gol del Granada. Ante las adversidades, nos estamos creciendo. La gente disfrutó con tres goles en siete minutos y nosotros merecíamos una victoria así.

- Dicen los números que si los rivales directos suman los mismos puntos que en la primera vuelta, el Sporting se salva con cinco victorias.

-No sé si dará con cinco triunfos. Quedan diez partidos y veo al equipo crecer. Creemos y confiamos en lo que nos transmite el cuerpo técnico. Eso nos ha hecho dar un paso adelante desde hace bastante tiempo.

- ¿Usted echa cuentas?

-Intento no mirar la clasificación, pero... El Leganés está a cinco puntos, y el Dépor y el Málaga, a seis. Si ahora sumamos otra victoria volveremos a estar ahí. En ese momento, ellos van a empezar a tener miedo.

- Ha conocido en unos meses las dos caras del fútbol.

-He pasado momentos difíciles, me ha hecho madurar.

- Decía el domingo que se alegraba del cambio por sus padres.

-Son los que más han sufrido, sobre todo cuando me quedaba en la grada. Ahora pasa algo parecido, disfrutan más que yo de este momento.

- ¿Se siente importante, en su mejor momento?

-Los entrenadores que tuve en el Madrid y en el Diocesano me dicen que estoy irreconocible, que me ven un paso más allá del rendimiento que esperaban. Yo también lo siento así. Me ha ayudado cambiar rutinas. Me exijo mucho con la dieta, aunque me gust la fabada, el cachopo y la sidra también está buena. Soy estricto con los horarios de descanso y hay una persona que me ayuda en el aspecto mental, Iñaki García, que también trabaja con gente como Lara Álvarez o David Bustamante. Tenía que haberlo hecho mucho antes. El noventa por ciento de todo está en la cabeza, si la cabeza no te funciona, las piernas no te van. Ahora tengo plena confianza en mí mismo, y antes a lo mejor no era así.

- ¿Cómo es Burguillos del Cerro?

-Es un pueblo pequeño, de 4.000 habitantes, de gente humilde y muy cercana. Allí lo tengo todo: mi familia, mi novia, mis amigos? y a mi abuela, Jacinta, que está malita ahora.

- ¿Qué le dicen en el pueblo?

-Valoran mucho que haya llegado a Primera División. En mi familia todos son muy futboleros. Luis, mi abuelo, fue presidente del equipo del pueblo, el Club Deportivo Burguillos, que llegó a disputar fase de ascenso a Segunda B. A mi hermano, Sergio (es el mayor, le saca tres años), también le gusta el fútbol, pero él ha sido el listo: es dentista en Madrid. Vive mejor que yo (se ríe).

- ¿Cómo fue salir de allí con 17 años?

-Destacaba en futbito (fútbol-sala), era el mejor, pero jugaba en un pueblo, nadie iba a ir a verme para ficharme. Un entrenador me llevó al Cacereño. Jugué poco, pero fui de los máximos goleadores. Al siguiente año fiché por el Diocesano. Fue un año redondo (marcó 30 goles en División de Honor junvenil). El Madrid fue directamente a mi casa. Ramón Martínez y Paco Gracia estuvieron dos semanas detrás de mi familia para fircharme, y al final se hizo.

- Del fútbol-sala, a uno de los mejores clubes del mundo.

-Fue difícil de asimilar. Cambié un pueblo por una ciudad grandísima que no había pisado en mi vida. Me ayudó que mi familia se vino conmigo. El primer día acabé muerto físicamente. Manolo Díaz, el entrenador del Madrid C, vino y me dijo: "tú tranquilo, que conmigo vas a jugar". A partir de ahí, ofrecí mi mejor nivel.

- Tras Manolo Díaz y Toril, le entrena Zidane.

-Fue como un padre para mí. Me ayudó en lo personal y en lo futbolístico. Cada vez que veía que no me entrenaba bien, me llamaba y me metía en su despacho. "Vas por el camino equivocado", me decía, y me ponía vídeos para corregirme y ver lo que debía hacer. Tenía mucha confianza con él. Me ha marcado. Mantenemos el contacto. El año pasado, cuando él aún estaba dirigiendo al Castilla, me escapaba a verle.

- ¿Esta campaña no le ha mandado algún mensaje?

-Él no, pero la gente del Madríd sí que está pendiente.

- Dejó la cantera del Madrid para jugar en Primera con el Espanyol.

-Pasar de Segunda B a Primera fue un cambio muy radical. Me costó. Me enfadaba mucho con Sergio (el entrenador), porque no me ponía de titular, pero él también se portó bien conmingo.

- En el Sporting no acabó de hacerse con el puesto hasta la llegada de Rubi. ¿Qué pasó?

-Había veces que llegabas a casa y me preguntaba si valía para jugar al fútbol, o qué tenía que hacer para volver a recuperar mi mejor nivel. Eran días de caras largas y lo pasabas mal. En cualquier caso, nunca me arrepentí de venir al Sporting. Había que trabajar y estar callado para esperar el momento.

- ¿En qué o quién se refugió?

-Con mis compañeros tengo una relación que he sentido cosas que ni con mis amigos míos de toda la vida. Tengo una confianza incríble con gente como Isma López, Nacho Cases, Cuéllar, Amorebieta? Mis padres también me ayudaron mucho.

- Dicen de usted que es muy bromista.

-Me gusta sonreír y hacer reir a la gente que me rodea. Yo, por ejemplo, me río con nah.

- ¿Nota en la calle haber recuperado el cariño de la gente?

-Sí. Ahora todo el mundo me para. Es bonito.

- Está cedido en el Sporting, ¿qué idea tiene a partir de junio?

-En el Madrid están los mejores del mundo, es complicado, aunque nunca se sabe. En junio volveré, he dicho que aquí soy muy feliz, y le debo mucho al Sporting por esta oportunidad, pero tengo un año más de contrato allí y la decisión no depende de mí. ¿Seguir?, por qué no, pero ahoro no lo puedo decir.

- Si Nico Rodríguez (director deportivo) le pone encima de la mesa un contrato?

-Bromeo mucho con él. Le pregunto si me va a fichar o no, pero no me ha hablado de esa posibilidad.

- Le representa también uno de los grandes agentes, Jorge Mendes.

-Es un tío muy normal. Me llama mucho. Ha estado en los buenos y los malos momentos, tanto él como Carlos Bucero (hombre fuerte de Mendes en España).

- ¿Qué haría por la permanencia del Sporting?

-De todo. Estaría sin comer hasta el último partido de la temporada si fuera necesario.

- ¿Se volverá a teñir de rubio platino?

-Le daré una maqunilla a cada aficionado y que hagan con mi pelo lo que quieran si nos salvamos.

- Lance un mensaje a la afición.

-Soy optimista, siempre, pero hay que decirles poco. Van a estar en todo momento con nosotros. Se vio el domingo. El recibimento fue brutal. Para los que somos de fuera es increíble ver cómo se vive aquí el fútbol. Por cosas así me identifico con el Sporting.