"Mis padres, mi mujer y mis tres hijas, y el Marino de Luanco. Esa es mi vida". Luis Gallego lleva 43 de sus 64 años en el club luanquín, diez de jugador y 33 de dirigente (27 como presidente), y acaba de ser reelegido por otros cuatro años más por aclamación al no tener competencia.

- ¿De donde saca la fuerza?

-Primero de hacer algo que me satisface como persona porque el Marino forma parte de mi vida y siento que le debo más que el a mi; y sobre todo de la enorme satisfacción que me da el estar haciendo algo bueno por el pueblo. Que yo dirigiera una directiva que dio tantas satisfacciones al pueblo no hay oro que lo pague. Nunca olvidaré que cuando subimos por primera vez a Segunda B todo el mundo nos estaba esperando. Pusimos a Luanco en el mapa cuando no lo conocía nadie a cambio de muy poca inversión, y ver a la gente feliz es una satisfacción espiritual impagable.

- Es la primera vez que no le oigo decir que es la última...

-Es verdad que siempre pienso que es el último año y luego me entra moriña, pero poco a poco hay que preparar una directiva que me de el relevo. De momento tengo fuerzas y no sé hasta cuando voy a estar por salud, por cansancio o por lo que sea, pero mientras esté será siempre en plan ambicioso porque equipos base ya tenemos en el concejo y el Marino tiene otra cosa.

- ¿Cómo fueron estos últimos cuatro años?

-Los dos primeros buenos en Segunda B, pero el tercero bajamos porque el anterior fue formidable con Quirós y nos desarmaron el equipo.

- ¿Qué es Quirós para el Marino como técnico?

-Una referencia, el entrenador que más años nos mantuvo en Segunda B y una persona muy querida, pero hubo otros importantes como Novo, que nos subió a Tercera por primera vez en 1984, el año que llegué yo, y a partir de ahí no bajamos. Rogelio García nos metió en la Copa del Rey; con Vicente ascendimos a Segunda B por primera vez en 1996; con Roberto Robles vivimos en 2001 el gran año del club al quedar campeones de Tercera, del grupo de ascenso a Segunda B, de la Copa Federación regional y nacional y jugar con el Coruña en la Copa del Rey. Fue un partido inolvidable que llevó a 5.000 personas al campo con 2.000 asientos supletorios.

- Cómo va esta temporada?

-De momento es una decepción el haber quedado eliminados por primera en la primera ronda de la Copa Federación cuando aspirábamos a repetir el título, pero sería un fracaso si no nos metemos entre los cuatro primeros a no ser que sean los dos filiales, Langreo y Avilés. Y creo que es el sentir de los 250 que van siempre a Miramar al margen de la categoría en la que se juegue.

- ¿Qué objetivos se marca?

-Seguir consolidando el club entre los mejores de Tercera o de la zona tranquila de Segunda B. Y para ellos necesitamos mejoras en las instalaciones y recabar más recursos económicos.

- ¿Cómo se financia el club?

-El Marino vive de la aportación de 900 socios, del apoyo de Posada y Joluvi, y otros ingresos como publicidad, subvenciones del Ayuntamiento de Gozón y de la Federación, y de las taquillas que dan para los árbitros y el mantenimiento del campo. Es un club saneado que podría interesar a inversores foráneos y estamos abiertos a todo, pero hay que matizar muy bien la financiación estos años porque soy ambicioso y quiero tener el equipo arriba.

- ¿Pone usted dinero?

- No. Yo soy un socio más, aunque le dedico muchas horas y mi empresa pone publicidad para el fútbol base y en Miramar. Somos toda la familia socios y compramos rifas, y mientras yo viva eso lo seguirá teniendo el Marino.

- ¿Que secreto tiene?

-Además del trabajo diario, el Marino es un escaparate para los jóvenes y un trampolín para progresar. Y que los veteranos entrenan como profesionales.

- ¿Qué le disgusta más?

-Lo peor es cuando se nos van los jugadores de fútbol base a otros equipos. Entiendo que a partir de infantiles se vayan al Oviedo o el Sporting, pero que los lleven de 6-7 años es mi mayor disgusto. Y lo vivo cada año.