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Culé Moyáu

Piqué y las láminas queratinosas

Piqué es libre de decir lo que le dé la gana, por supuesto, pero la libertad de Piqué (cuando habla como jugador del Barça) debería estar al servicio de los intereses del Barça, no de los intereses de Piqué. El filósofo francés Helvetius decía que sería ridículo tomar por una no-libertad nuestra impotencia para atravesar las nubes como el águila o de vivir bajo el agua como las ballenas y, aunque en esencia las palabras de Helvetius sigue siendo válidas (es ridículo tomar como una no libertad el hecho de que el ser humano no sea libre para tener alas como las águilas o láminas queratinosas para filtrar el alimento como las ballenas), lo cierto es que desde hace mucho tiempo somos capaces de atravesar las nubes gracias a los aviones y de vivir bajo el agua gracias a los submarinos. Es ridículo tomar por una no-libertad la impotencia de los futbolistas para saber de política, de derecho o de economía más que el resto de los mortales por el hecho de ganarse la vida jugando al fútbol, y esa afirmación sigue siendo válida a pesar de que futbolistas como Piqué son capaces de levantar polvaredas no-futbolísticas opinando sobre política, derecho o economía. El ciudadano Piqué es libre de opinar de lo que quiera cuando habla como Piqué, pero Piqué no es libre de hacer declaraciones políticas cuando habla como defensa central del Barça, y eso no limita en absoluto la libertad de Piqué como la incapacidad de tener plumas o láminas queratinosas no limita la libertad de los lectores de este artículo.

No parece que sea tan difícil hablar de fútbol cuando se trata de hablar de fútbol, y hablar de política, derecho o economía cuando se trata de hablar de otras cosas que no son fútbol. Entendería que el futbolista Piqué criticara el formidable desprecio a la cantera instaurado por Florentino o la consideración de la puñetera suerte como arte desde que Zidane llegó al banquillo madridista, pero no entiendo que el defensa central del Barça hable del palco del Madrid o compare las situaciones judiciales de Ronaldo y Messi cuando el que opina del palco o de los delitos fiscales de los futbolistas megamillonarios es un jugador del Barça. Piqué tiene mucho tiempo libre, y es en ese tiempo cuando precisamente Piqué es libre de meter la lupa en el palco del Bernabéu o en las cuentas de sus colegas. Si Piqué quiere ser tertuliano en Telecinco y convertirse en el azote del madridismo, que lo sea. Pero mientras Piqué sea futbolista del Barça, tiene que entender que si habla como futbolista del Barça debe ser más prudente y no confundir la obligación de no decir lo que se le ocurra con una falta de libertad. Podemos vivir bajo el agua sin láminas queratinosas.

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